Según el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, el oficio es una denominación que indica una ocupación
habitual en la práctica de algún arte; historiador es aquél que explora,
investiga y descubre el pasado sirviéndose para ello de unas técnicas, cuyo
resultado lo pone luego por escrito, si coligamos ambos conceptos obtendremos
lo siguiente : Persona que dotado de unos conocimientos adquiridos, ejerce
como memoria colectiva donde pueden verse los errores del pasado para las
soluciones de los problemas del presente, que transmite los resultados de sus
investigaciones dotando a la sociedad de un punto de origen y de una futura
meta, donde cada día se amplían los campos de investigación, estudio,
publicación.
Ya desde la antigüedad, el
oficio de historiador nace como una necesidad de memoria, donde políticos y
militares beben para aprender de los errores de su antecesores, su función
social es clara, es la memoria común de una sociedad cuya realidad presente se
deriva de los fallos o aciertos de ese pasado colectivo. El método que utilice
el historiador para la obtención de datos lo podrá enfocar desde distintas
perspectivas, ya filosóficas, ya económicas, ya sociales, ya políticas,
ideológicas, etc.
El buen historiador nunca se
sentirá satisfecho con el resultado de sus investigaciones, siempre habrá una
parcela del estudio que se pueda y deba ampliar, esta memoria recogida se
presentará en principio como la auténtica de los hechos que ocurrieron, puede
que no sea la más exacta, ni la única. Hay que tener en cuenta que el
historiador es hijo de su tiempo y es harto difícil extrapolar el ideario
actual al pasado, aquí el historiador debe hacer un gran esfuerzo
desvinculándose mentalmente de los conceptos de la sociedad en que vive y
tratar de ubicarse mentalmente en la que estudia, teniendo en cuenta que este
investigador pertenece a un grupo social diferenciado, con una ideología y
educación que a veces lo colocan en las antípodas de su estudio. El peso que
tiene la tradición sobre las personas es superior a su objetividad, siempre se
verá condicionado por todas las características de su propia procedencia.
La Historiografía tiene sus
primeros pasos en tiempos de la Grecia clásica, en el siglo V a. C., los
logógrafos de Asia Menor, recogen información para elaborar sus discursos,
apoyar sus peticiones, defender y convencer a sus vecinos de cierta necesidad .
padres de la Historia y de
la Historiografía, Herodoto y Tucídides serán los que implantarán las bases y
el método para la formación de los futuros historiadores, incansables viajeros
combinarán sabiamente los conocimientos adquiridos en sus viajes con los
escritos de los logógrafos, señalarán las causas de los acontecimientos,
buscarán el sentido del origen del hecho. Herodoto investigará de primera mano
los acontecimientos políticos. Tucídides se decantará por los sistemas
jurídicos de los estados, aportando una exacta documentación y gran precisión
cronológica.
Si pretendemos recomponer la
historia de algún lugar deberemos de viajar para conocer su geografía, su
sociedad, su economía, etc., tendremos que hablar con las gentes del lugar,
fijarnos en su modus vivendi, cultivos, costumbres y ritos que realizan,
relaciones entre ellos y el exterior, aspectos jurídicos y del porqué de todo
esto, consultar archivos, adquirir cuanto más datos sean posibles, tratar de
imbuirnos en su idiosincrasia. Mas tarde se pondrá en orden toda la información
recogida, se realizará una evolución histórica del lugar y se explicarán las causas
y consecuencias de esa evolución, de manera que alguien extraño al lugar lo
llegue a conocer y entender perfectamente.
Obviamente estos procesos no
son los únicos que debe utilizar un historiador, existen muchos y muy
complejos, pero dos común a todos, el primero; total imparcialidad en el
resultado de la investigación, sin cargar la pluma a favor o en contra de un
determinado hecho, el segundo; va aparejado al primero, escrupulosa honradez a
la hora de emitir juicios resultantes de la investigación.
En todos los países la
ciencia histórica responde en el fondo a un discurso ideológico más o menos
consciente. El historiador tiene que preguntarse sobre las condiciones en las
que va a desarrollar su trabajo, los medios con los que puede contar y los límites
de su conocimiento, debe ser consciente de que todo no lo puede abarcar, deberá
optar por un camino y dedicarse a un aparte del todo, tendrá que plantearse una
teoría e investigar para un desarrollo coherente, deberá escoger el método más
adecuado a su forma de trabajo y tener presente que recoger la documentación,
vestigios o elementos que necesita es una de sus labores principales.
Para coordinar los diversos
relatos históricos se necesita un buen conocimiento de la cronología histórica.
Aparentemente la historia se nos ofrece como un caos donde todo está por hacer,
es fundamental que el historiador le de un orden y la descomponga por módulos
que luego unidos formarán el todo, desarrollando hasta su origen el hecho
investigado, precisará del uso de otras ciencias para conformar un resultado,
la interdisciplinareidad es fundamental para cualquier labor histórica que se
pretenda acometer.
Rubió y Ors decía; que el
historiador debe ser un mero testigo de lo acontecido, no tiene que juzgar los
hechos de las sociedades ni las acciones de los hombres, sino que después de
haber recogido y ordenado toda la información deberá elaborar una tesis donde
interprete los resultados de su investigación de una manera didáctica, de forma
que pueda ser comprendido fácilmente.
Los humanistas proclamaron
la utilidad de la Historia pero no supieron usarla correctamente, la exigencia
de racionalidad se combina con la universalidad, todas las civilizaciones
intervienen al mismo tiempo en espacios diferentes, la Historia se ocupa del
estudio de ese tiempo relacionando lo nuclear con lo general, impactos,
dependencias, proyecciones, se divide en pequeños estadios para hacer más
fácil su interpretación, la historia natural que estudia las causas que obran
en la naturaleza, la historia sagrada, que se ocupa de las relaciones humanas
con las divinas, la historia humana que estudia al hombre y sus relaciones
sociales, entre otras.
Las divisiones de la
Historia son antinaturales de por sí, no casará con los planteamientos
racionalistas, esta división debe ser entendida como una mera herramienta de
trabajo del historiador así cuando hablamos de la Edad Media (principio o
final), no debe entenderse nunca que llegado un límite esa sociedad cambia
radicalmente sus posturas sociales, en ocasiones este cambio se lleva a cabo en
un dilatado tiempo de transformaciones paulatinas donde las mutaciones
ideológicas, rituales, geográficas, son constantes, se diría más bien que
el hombre del Paleolítico es un contemporáneo, que hasta llegar al estadio
actual ha sufrido un proceso imparable de cambios, cuyo resultado es el actual,
aunque no afecte a toda la humanidad al
mismo tiempo ni en el mismo lugar.
En la actualidad se reconoce
un hecho que siempre ha existido latente entre la humanidad y que pocas veces
fue reconocido, la interdependencia.
Roseau decía que el hombre es de por sí individualista y que solo se sometía a
vivir en sociedad por sus necesidades subsistenciales, bien, así como el hombre
necesita esa globalidad, las ciencias que forma parte intrínseca de esa
civilización también necesitan de esa conjunción de elementos dispares, son
individualidades que de por sí no representan nada pero que en conjunto forman
el todo en el que nos movemos, así la
Ilustración exigirá integrar la nueva ciencia de la naturaleza como una nueva y
libre ciencia del hombre y de la sociedad, se tratará de una recuperación de
postulados filosóficos de los antiguos griegos, llevado a cabo desde el siglo
XVIII.
Se tomará el conocimiento
como una herramienta para crear la conciencia de clase del hombre, para planear
el cambio social, se elevará a la Historia al rango de ciencia que estudia las
causas de la evolución humana, el historiador tendrá que denunciar los abusos
que se deban combatir, incitará a los oprimidos a luchar por su liberación se
convertirá en la herramienta fundamental para el nuevo análisis político, se
utilizará con asidua frecuencia para arengar a las masas contra el orden
establecido, surgirán los pseudohistoriadores que entenderán el pasado de una
forma particularista dando lugar a conciencias de corte nacionalista radicales,
que prostituirán a la Historia hasta hacerla incomprensible.
A cierto grado de desarrollo
económico corresponden unas determinadas formas de organización social, unas leyes
y unas políticas, cuando se fortalece la idea de nación, bien entendida como la
comunidad de hombres que comparten una historia, un espacio geográfico y unas
culturas afines se estará recuperando lo popular.
El comportamiento de los
hombres como individuos es distinto al hombre como miembro de un grupo, los
hechos históricos se refieren a estas relaciones no a las individualidades. El
romanticismo y el positivismo representan la ruptura respecto del pasado ilustrado
y revolucionario, el romanticismo supo reunir la voluntad de ruptura con el
pensamiento ilustrado, condujo a las fuerzas sociales movilizadas por la
revolución hacia el camino de los nacionalismos, con sus planteamientos
políticos cargados de un cierto populismo progresista, por contra el
historicismo partía de rasgos conservadores de la Ilustración, piensan en la
historia como una forma de enseñanza patriótica que puede ayudar a frenar las
ideas de la revolución.
La misión de la historia consiste en comprender
y explicar los hechos ocurridos, hacer historia significa explorar, investigar,
interpretar, etc. para lograr todo esto el historiador debe estar imbuido en la
parcela histórica de que se trate, y para ello debe desvertirse mentalmente de
sus concepciones sociales actuales e intentar impregnarse del de la época a
investigar, tratando de establecer una simbiosis que redundará en beneficio de
la investigación. Porque solo estableciendo contacto mental con aquellos de los que escribe podrá comprenderlos
mejor.
El materialismo histórico
nace del impulso para continuar la línea más progresista de la Revolución
Francesa y, de la crítica a las formas de explotación introducidas por el
capitalismo y potenciadas por la industrialización, con un programa de
construcción de un mundo nuevo opuesto al establecido, la necesidad de analizar
el presente y criticar la economía política impuesta por el capitalismo,
dotando al mismo tiempo al proletariado de un programa propio, así el método
materialista se vuelve contraproducente si en lugar de adoptarlos como hilo
conductor del estudio histórico, se usa como un esquema fijo con el cual
clasificar los hechos, el materialismo histórico contiene una concepción de la
historia que nos demuestra la evolución humana a través de unas etapas de
progreso, definidas por la naturaleza de las relaciones que establecen entre
los hombres que participan en el proceso productivo.
Partiendo de que toda
historia es siempre una narración organizada, a partir de figuras y fórmulas
incorporadas basadas en hechos reales (documentadas o probadas por otras
técnicas), ninguna interpretación, no obstante, del historiador podrá aspirar a
la validez universal, será siempre provisional, expuesta a la crítica del tiempo, en cuyas revisiones
se aceptará o rechazará. El conocimiento objetivo sobre la sociedad y los
procesos de cambio que en ella se realizan, hace necesario distinguir entre las
que le afectan profundamente y que tiene repercusiones sobre los intereses
sociales, y las que son coyunturales que no modifican la estructura de manera
significativa y que no afectan más que a pequeños grupos.
Como los objetos de análisis
son distintos solo se puede comparar con una identidad más general, el
historiador, no está solamente interesado en lo único sino en lo que hay de
general en lo único. Al estudiar historia lo que se estudian son las prácticas
mediadoras de épocas pasadas, vemos el pasado con los modelos presentes y los problemas
actuales, es muy difícil para un ser humano sujeto a su tiempo trasladarse a
épocas anteriores y tratar de entender el entramado político, social,
económico, politico, encarnándose mentalmente en el objeto estudiado, no es fácil
imbuirse en la mentalidad de un campesino ignorante e indocto del siglo XII,
cuyas fronteras acaban en el predio que cultiva y cuyo pensamiento está
mediatizado por una poderosa, avasalladora e insolidaria Iglesia Católica,
tratar de entender su proceder, su conformismo, como tampoco lo es
entender una sociedad mas o menos culta, el Renacimiento, que tiene que
soportar monarcas totalmente inútiles y predadores de la vida y hacienda de la
nación, estudiar los diferentes estatus que no solo pertenecen a una
determinada clase especial sino que atiende a otros factores sociales,
culturas, ideologías, etc.
La sociología y la
antropología, se suman a las mal llamadas ciencias auxiliares de la Historia,
su objetivo, entender, comprender y dar forma a las mentalidades que nos
precedieron para hacerla más comprensible en lo posible al hombre actual, sin
cuyo concurso no seria posible entender la tradición secular de hacer historia,
se ha centrado siempre en la política puesto que estaba concebida como una
narración de acontecimientos en el campo político y militar, memoria para que
gobernantes y militares bebiesen en sus fuentes y no caer en los errores de sus
antecesores, no habían relaciones humanas que afectasen a ese enorme conjunto
de seres que sostenían toda esa sociedad, a nadie le importaba que hacían los
campesinos, manufactureros y comerciantes, era algo que estaba allí y que había que soportar puesto de que ellos
vivían pero como algo carente de importancia, algo fútil, sin derechos y en
buena parte sin alma (mujeres y niños, estos hasta la edad de trabajar), hasta
el pasado siglo en que fueron elevados al rango de "personas".
Después de la II Guerra
Mundial, los fundadores de la escuela de Annales, consideraron que había que
hacer una nueva historia, más completa, que globalizase al conjunto de la
sociedad, dentro de sus respectivas categorías o mundillos, unos voluntarios y
otros (la mayoría) forzosos, buscaron
nuevos métodos y enfoques tradicionales, una mayor diversificación, se creó una
historia social esta se usó para estudiar los movimientos obreros, pero su
empleo más frecuente ha sido recuperar las relaciones entre los diferentes
estatus, crear un pensamiento más unitario, abrir una vía de acceso al
desconocido mundo de las bajas capas sociales de hoy y ayer. La historia social
tiene su propio campo dentro de esta disciplina, la materia que estudia puede
ser aislada, dentro de su enorme dificultad se puede hacer una historia social
que afecte solo a ese concepto obviando el resto, así como existe la historia
económica, también puede y debe existir una social, con lo que entraría en
franca competencia con la sociología cuyos campos no sería difícil delimitar.
Frente a los que reivindican
que la tarea del historiador es comprender, interpretar y dar sentido a los
significados de las acciones, acontecimientos y procesos, el historiador social
busca las relaciones de causalidad e impacto que tuvo un hecho concreto en esas
sociedades, que crearon ese fenómeno ampliando el abanico de lo que en un
principio es un caso particular, el sociólogo busca teorías de aplicación
universal, lo peculiar de la sociología histórica consiste en dar expresión al
diálogo, tan inevitable como reprimido, entre hipótesis teóricas e
investigaciones concretas de hechos históricos singulares.
El socialismo moderado,
postura ambigua frente al pensamiento marxista, admite que las fuerzas
económicas son el motor del cambio histórico, pero que la dirección en que se
efectúa ese cambio, viene determinada por la aspiración del hombre a la
justicia social, que es lo que explica que exista un progreso en términos que
pueden reducirse al mero crecimiento económico, de este modo la historia
económica adquirirá una importancia considerable, aportará métodos nuevos como
la estadística y la gráfica, para una mejor interpretación de las relaciones
sociales a lo largo de la historia, tratarán de analizar esa coyuntura
para a posteriori extrapolara a
cualquier época del pasado, pretenderán
prevenir en el futuro los posibles desajustes anteriores.
Los nuevos historiadores de
la cultura, inspirados por la antropología han ampliado su alcance de la
historia cultural, hasta incluir prácticas y representaciones antiguas, lo que
ha enriquecido y ampliado la disciplina histórica, pero también les ha conducido
a una fragmentación intelectual, el historiador no puede ni debe prescindir de
estas tres ciencias; economía, sociología y antropología, deberá vincular las
culturas populares y elitistas, analizar con profundidad los avatares de las
guerras, consecuencias, orígenes, etc.
Las distintas escuelas y
tendencias que han ido surgiendo a lo largo de los tiempos, han sido motivadas
tanto por las circunstancias que rodeaban los hechos en esos momentos, como las
modas que se iban imponiendo entre los historiadores, no hay que olvidar que el
historiador es hijo de su tiempo y por lo tanto influenciable, por lo tanto su
evolución va a la par de la sociedad en la que se mueve, siendo ellos
influenciables, por ende, sus obras también los serán así como sus creaciones,
la desvinculación analítica de un hecho actual teóricamente no debería de
presentar ningún problema, pero las tendencias del autor siempre quedan
reflejadas de una u otra forma en su obra, la consecuencia es el
encasillamiento crítico y narrativo, más que de investigación pura de la
historia, ante el peligro que se corre de caer en un mero narrador, las
escuelas y elementos históricos como elementos vivos se encuentran en continuo
cambio, tratan de adaptarse a los tiempos y modas que la sociedad demanda.
En los últimos años la
evolución de los estudios históricos ha seguido un ritmo acelerado, desde
mediados de siglo la escuela Annales impuso su hegemonía, indiscutida durante
largo tiempo, hoy la competencia americana, basados en su poder económico está desplazando
el eje de atención hacia sus centros de investigación, que aunque compuesto por
profesionales europeos en su mayoría, trabajen bajo la sombra del poderoso
dólar, esto no garantiza en absoluto que sus investigaciones sean totalmente
imparciales en muchos casos se hallan cargadas de mensajes ahistóricos y sí
políticos o de mentalización anglosajona, se sirven de la historia para
encadenar ideológicamente al resto, de tal forma que son los directores de lo
que se debe y no se debe estudiar, y de como hacerlo, no prestando mayor
atención a todo aquello que no tenga nada que ver con su cultura anglosajona o
que por su afinidad esté dentro de la órbita de ella.
Con respecto a Annales lo
más destacable fue que supo en cada momento rodearse de personal cualificado
que rompiese con la antigua visión positivista de la historia, y crear un
historia total que obliga a atender con igual extensión a todas las facetas del
ser humano, rompiendo con la costumbre de solo historiar las época trepidantes
y sucesos importantes, dentro del esquema de la formación de los estados, los
últimos movimientos de esta escuela parece que quieren recuperar la tan
injustamente olvidada historia política, resistiéndose a perder su liderazgo en
favor de los anglosajones.
BIBLIOGRAFÍA
G. Bourde y H. Martín, Las escuelas históricas, Ed. Akal,
1.992, Madrid.
J. Fontana, Historia. Análisis del pasado y proyecto
social, Ed., Critica , 1.982 Barcelona.
J. Casanova, La historia social y los historiadores,
Ed., Crítica, 1.991, Barcelona.
E. H. Carr, ¿Qué es la historia ?, Ed., Planeta
Agostini, 1.961, Barcelona.
Zaragoza a 9 de junio de 2014
Jose Maria Fernández Núñez
Historiador