sábado, 26 de julio de 2014

ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL



Se trata del estudio de la cultura de los restos materiales de la E.M., en una búsqueda metódica que, tiene por objeto recabar los aspectos materiales de la civilización que, no puede dar a conocer los documentos escritos, es, por tanto, la historia del hábitat en todas sus formas. Se pretende la reconstrucción total de la época histórica aunque nos ocupe en una progresión natural, la actividad principal es la excavación que debe aportar algo nuevo a lo que ya se propone en el estudio de los documentos y objetos conocidos, por lo tanto la arqueología se trata de una ciencia auxiliar de la historia.

Hay datos que no aparecen en los textos porque no son de interés, en los materiales escritos hay una intencionalidad del autor, mientras que en la arqueología no existe esa circunstancia, es más veraz muestra el hecho tal como fue. Otro factor es su irreversibilidad (no se puede volver a reconstruir un yacimiento excavado).

En su estudio surgen dos sujetos históricos el pasivo y el activo, el pasivo no deja restos en la arqueología clásica, en la E.M., esto se invierte siendo el pasivo (casta dirigente) el que deja los restos que se estudiarán a posteriori. Ante un edificio no interesa el valor artístico, eso corresponde  a otro campo, sino las técnicas y materiales de construcción, sociedad que lo construyó, economía del momento, financiación, etc., quedando el artístico en un segundo lugar.

Esta técnica de estudio se sirve de otras disciplinas tanto en el campo de las ciencias exactas como en el de las ciencias humanas. Los prolegómenos que son la base de esta ciencia se corresponden con cuatro apartados importantes:
1º.- antes  de realizar cualquier excavación lo primero que hay que hacer es utilizar las fuentes escritas para el periodo.
2º.- la utilización de los topónimos aunque en algunas ocasiones pueden llevar a error.
3º.- la presencia de otros monumentos afines al periodo estudiado.
4º.- el estudio de la cultura del momento (religiosa, militar, etc.).

Ha de proporcionar una visión global de la época que se estudia (no se puede realizar el estudio de un periodo exento), un fósil director será la cerámica aunque se carece de una sistematización de ella, lo mismo se pude decir de la numismática, la toponimia, genealogía, heráldica, sigilografía, etc., también hay que tener un amplio conocimiento de la Historia y geografía nacional y/o regional, los vestigios arqueológicos anteriores de la demografía espacial, hay que tener conocimiento de la historia agraria, de las especies agrícolas que se cultivan en cada lugar, técnicas empleadas (instrumentos agrícolas, modos de cultivo, etc.).

Hay que conocer las vías  de comunicación, (vías pecuarias, cordeles, cañadas, etc.) en el ámbito urbano hay que conocer su devenir histórico las instituciones que regulan la vida social, también las eclesiásticas, la vida cotidiana de esas personas (el urbano utiliza el reloj, el campesino el sol, el clérigo la regla monacal), también los ritos funerarios son de vital importancia (inhumación, incineración, etc.) hay que conocer la evolución de la tipología de las tumbas, supersticiones, ajuares funerarios, etc., desde mediados del siglo VIII comienza a desaparecer la costumbre de depositar en las tumbas armas y objetos varios.

Los sistemas constructivos dan una cronología relativa a priori fácil, hasta el siglo X se emplea el pico y el cincel para la piedra, más tarde será el puntero, en el XII el cortante dentado, y la escofa, pero el pico y el cincel para la piedra dura se utilizará durante toda la E.M.

La moneda más que datación nos habla de la situación económica del momento, también nos da información sobre la situación social, estas monedas pueden tener en ocasiones el valor de amuletos y talismanes en caso de ritos funerarios, aunque en estos (pago del barquero Caronte) se efectúa con monedas más antigua.

La Demografía: las líneas principales de la evolución demográfica aparecen hoy con cierta claridad, sin embargo, el gran problema es la carencia de fuentes, no obstante, existen ciertas tendencias por las que podemos hacer unas consideraciones generales. Se sabe que hay un relativo estancamiento de la población en los primeros siglos (V, VI y VII), las aportaciones de los pueblos bárbaros no se puede considerar un aumento poblacional, puesto que en este caso venían a suplir las bajas producidas principalmente por las guerras, no obstante, en la población tardoimperial sí que aportaron un avance demográfico al convertirse al cristianismo e integrarse de forma definitiva en las estructuras del imperio, a fines del siglo VIII y principios del IX.

Este estancamiento explicaría las situaciones sociales, la ocupación del espacio tanto urbano como rural (las creaciones urbanas visigodas son muy escasas, Recópolis, Victoriato y Origito), desde fines del siglo X hay un cambio tendencias que incide en la ocupación del suelo, en el hábitat y en la situación social, es la gran expansión hasta fines del XIII, para decaer en los siglos siguientes (XIV -1348 - peste negra - y XV).

Este desarrollo no es igual para todos los espacios europeos, de ahí la fundación de villas nuevas (ex novo), la ocupación rural será más densa que la urbana, los monasterios se convertirán en importantes células de expansión agraria y económica a través de sus granjas, las epidemias modificarán los índices de población generando desplazamientos masivos hacia las áreas más beneficiadas. Para esta época ya se cuenta con documentos escritos, son los llamados Libros de Fuegos, son fiscales lo que nos lleva a dudar de su total autenticidad, los privilegiados no figuran, aún con todo, se puede obtener información muy amplia sobre la demografía y líneas de comercio.

La Geografía Histórica: es el estudio de los límites espaciales donde se desarrollaron las sociedades sometidas a estudio, va ligada al desarrollo demográfico, modificación de fronteras, relieve, clima, coberturas vegetal, modificación del paisaje agrario, transformaciones superficiales del suelo sujeto a modificaciones drásticas, etc. Historiadores y geógrafos confluyen en este campo intermedio. Para la dirección delas excavaciones medievales, así como para la interpretación correcta de las observaciones estratigráficas, se requiere con frecuencia un buen conocimiento de las variaciones experimentadas por los climas a lo largo de las épocas históricas.

Sociedades Rurales: hay que conocer las condiciones naturales de los cultivos, bosques, pastos tipos de establecimiento rural, etc., la polinología es una herramienta importante, a partir de 1930 se estudia la sociedad rural medieval, hay estudios puntuales para algunas regiones concretas, se han perfeccionado los métodos tradicionales de investigación, a la vez que se descubrían y utilizaban nuevas fuentes de información. Sin embargo, ni la práctica de las excavaciones, ni tampoco la prospección en superficie ha sido todavía utilizada de forma sistemática. No obstante, ellas podrían proporcionar una contribución insustituible a las investigaciones de las sociedades rurales de la E.M., y sobre los hábitats campesinos o señoriales.

La Historia agraria y las técnicas agrícolas, la documentación habla de los cultivos solo cuando hacen referencia a los límites entre propiedades y no siempre. La foto aérea es otra herramienta fundamental, se observan restos vegetales y de edificios, es importante para determinar las divisiones del espacio físico que es difícil conocer, al utilizar medios de marcaje caducos, las herencias y particiones también contribuyen a su escaso estudio, se conocen como CENTURIACIONES haciendo referencia a las concesiones que se hacían a los veteranos de guerra romanos, esto se extrapola hasta prácticamente nuestros días.

Progreso y retroceso de los cultivos: junto a los métodos tradicionales de investigación histórica hay que destacar la importante contribución de la toponimia y la polinología. En las roturaciones siempre hay un contraste a partir el siglo XI que viene acompañado de un aumento poblacional y un descenso demográfico en los siglos XIV y XV, notable no solo por el empobrecimiento de la tierra por carencia de abonos y falta de mano de obra, la responsabilidad hay que rastrearla en la economía, la sociedad y los intereses militares.

Instrumental agrícola, los modos de cultivo: hasta ahora han sido suficientemente estudiados los de labranza, se utilizaba el arado romano y el de ruedas, el único modo para determinar su uso es comparar el uno y el otro, por el contrario se olvidan los útiles menores de huerta, poda y recolección, la utilización de los trillos, sus modos han perdurado hasta nuestros días. Son interesantes las pinturas y la iconografía donde se representan labores agrícolas, hay que tener en cuenta las técnicas para enriquecer los campos, el sistema es la quema de rastrojos (al año vez) se deja un año descansar para plantar al siguiente, se utilizaron las gramíneas para el cultivo y oxigenar la tierra.

Vías de comunicación:  se sabe que en la E.M., se mantuvieron las vías romanas, además de las nuevas trazadas, que ponían en contacto los núcleos rurales (caseríos, monasterios, casas aisladas, etc.) entre sí. Entre el siglo X y el XV se crean estas vías nuevas que han sido muy poco estudiadas. Los planos catastrales del siglo pasado constituyen una herramienta importante, reflejan los itinerarios de las visitas reales y eclesiásticas entre otras novedades.

La vida urbana.  El estudio de la situación topográfica es muy importante, también el estudio de la arquitectura y los servicios que debe sostener la vida en la ciudad (vías  de comunicación, aguas, recogida de residuos sólidos, etc.), planos antiguos, es muy importante el estudio de los hábitats continuados, (ciudad) hay que tener en cuenta las instituciones económicas y sociales que se crean en ellas. La diferencia entre el ámbito rural y el urbano es la muralla, ésta no solo tiene un carácter defensivo también es social. Los planos antiguos y a veces también los dibujos, son fuentes de primera calidad para la historia urbana.


El Feudalismo: Es el sistema de instituciones que regulan las relaciones feudo-vasalláticas. En este caso la excavación puede proporcionar datos que no encuentran en las fuentes escritas. El arqueólogo se cuidará de tomar siempre como punto de partida las normas jurídicas, para confrontarlas con lo que haya observado en los vestigios de la realidad vivida. A partir del siglo XI vemos aparecer junto a los contingentes vasalláticos a unos mercenarios que combatían a pie o a caballo, progresando su número en el transcurrir del tiempo, sustituyendo a la hueste del señor. El vasallo podía entregar al señor como sustitución de este servicio de hueste, una contribución en dinero que a su vez permitirá el pago de estos mercenarios, esta situación pervivirá hasta principios de este siglo (guerra de Marruecos).

Instituciones eclesiásticas: las instituciones administrativas y socioeconómicas, van aparejadas a las eclesiásticas y sus distintos ritos,  la estructura básica de ésta es la Parroquia es la que el arqueólogo descubre con mayor frecuencia. Le es preciso conocer la fecha de su fundación, la extensión de su territorio, interpretar bajo la advocación de que titular del amplísimo santoral esta colocada la iglesia, es la unidad de difusión, confirmación y vigilancia de la extensión de su religión. El investigador para iluminar su propio trabajo, tendrá que informarse sobre las modalidades de antiguas liturgias, de este modo entenderá escenas como la de Sta., María de Uncastillo, que al profano pueden resultarle un tanto obscenas y pecaminosas.

La vida cotidiana de un hogar, desde el punto de vista de la alimentación, vestido, vicisitudes, etc. la historia de la alimentación deja sedimentos, aparición de basureros, utensilios de cocina poco perdurables como la madera. Los momentos de ocio, la literatura aporta abundante información aunque esta fuente hay que manejarla con sumo cuidado.

Estos aspectos que encubren una estratificación social muy acusada no se pueden apreciar, por lo general, a través de los documentos, a pesar de disponer gran abundancia para la Alta Edad Media que, ofrecen indicaciones sobre mobiliario, el ajuar doméstico y el vestido. Por el contrario las fuentes literarias abundan en descripciones, a veces minuciosas, de escenas de la vida cotidiana. Sin embargo, no podemos encontrar en ellas un reflejo fiel de la realidad. Lo mismo sucede con la mayoría de las fuentes iconográficas. De ahí que la información proporcionada por las excavaciones de hábitats antiguos cobre una especial importancia.

Desde hace muchos años, el vestido ha sido objeto de estudios descriptivos. Sobre el mobiliario y el ajuar doméstico, los documentos de archivo de los siglos XIV y XV ofrecen algunas precisiones que, a primera vista, no admiten discusión, aunque se detecten ciertas lagunas (la cerámica de barro no figura casi nunca, a pesar de que constituía lo esencial de los utensilios de cocina y mesa. Estos inventarios eran realizados solo algunas semanas después del óbito. El testamento, por sí solo ofrece materia suficiente para el estudio de las estructuras familiares, pero no proporciona información exhaustiva sobre el patrimonio.

Los cementerios nos informan de la clase social a la que pertenecía el finado, con estos datos  se podía hacer un estudio demográfico (vida de una generación estimada en 30 años aproximadamente). Los fetos y niños que en la primera infancia (3,4 años) se les enterraba fuera del cementerio al no estar bautizados, o en el interior de sus casas, ello explica que sea tan baja la proporción de jóvenes (menores de 20 años) respecto a los adultos en la necrópolis de la Alta Edad Media.

Hay que tener en cuenta los sitios, costumbres y ritos de esa religión. Cuando un muerto era enterrado vestido y acompañado, a veces, de los objetos propios de su condición, las diferencias de riqueza o de rango social quedaban patentes incluso en la muerte. El examen antropológico y paleopatológico de los restos óseos nos dan información sobre dietas, salud, epidemias, etc. Desde hace algún tiempo se ha intentado fechar las tumbas basándose en su contenido.

 A partir del siglo VIII desaparecen los ajuares en las tumbas. Más tarde a partir del siglo IX se colocaran junto al muerto los recipientes de terracota que han servido para quemar inciensos durante la ceremonia de las exequias, siendo estos utensilios un fósil director para obtener una datación relativa. Otro de los elementos son las indicaciones o señales en tumbas también se puede ver el desarrollo sobre este arte. El cementerio se ubicaba junto a la iglesia parroquial, con frecuencia constituía el auténtico centro de la vida parroquial, donde podía estar emplazado el presbiterio o el granero donde el sacerdote almacenaba los diezmos.

Villar del Cobo a 26 de julio de 2014
José María Fernández Núñez
Historiador


miércoles, 16 de julio de 2014

LA PREPARACIÓN DE LA EXCAVACIÓN

 

Antes de iniciar una excavación lo primero que hay que hacer para la E.M. (Edad Media) es un estudio de las fuentes manuscritas, para ello hay que acudir a los archivos en sus distintos ámbitos, eclesiásticos, nobleza, notariales jurídicos, etc. Se requiere una labor de investigación previa, dada la dispersión de las fuentes que se hallen relacionadas con lo que se pretende excavar, lo que nos facilita un esquema de trabajo para realizar ese estudio. Lo más aproximado es señalar la categoría de los textos donde suelen aparecer datos del lugar en función a lo que se pretende excavar, hay que investigar en archivos distintos donde se pueden hallar las informaciones que precisamos para la obtención de un dato concreto, así si es eclesiástico hay que acudir a las Listas de Becerros (Cartularios), el de Huesca se conoce como el Libro de la Cadena, Libros de Censos, Privilegios, Derechos, Gastos, etc. Los archivos de los obispados, parroquias, cofradías, las actas de bautismo no aparecen  hasta fines de la E.M. anteriormente el privilegio de la imposición de los sacramentos se hacía siempre en la catedral, lo que conllevaba una serie de derechos de los que se obtenían pingües beneficios. Con la creación de las parroquias se permitió a éstas la administración de estos sacramentos y su percibo pecuniario.

En los urbanos son de gran interés los archivos municipales, mapas, planos, entre otros, también se puede acudir a las fuentes notariales que suelen ser muy tardías de mediados del siglo XV. Para la excavación de edificios medievales los documentos suelen ser más conocidos y suelen estar junto  a los libros de fábrica, uno de los más antiguos es el de la construcción de las pirámides de Keops.


Hay otra serie de documentación como son las que recogen las visitas reales, eclesiásticas y señoriales, este era un impuesto que percibían los señores cuando no se llevaba a cabo la visita. Otro similar es el de las cenas. En estas visitas se aprovecha para la construcción y/o remodelación de edificios, caminos, puentes, viaductos, etc. Es un tipo de documento que se suele encontrar en las Chancillerías reales y en los archivos eclesiásticos. Cuando los monarcas van a emprender un viaje se pone en conocimiento de todas aquellas poblaciones que se hallan a su paso, el arqueólogo por esta circunstancia puede detectar la reparación de vías, sedes, peticiones de los vasallos, quejas. Son  importantes los Libros de Fogaje que se generalizan a partir del siglo XIV, aunque este tipo de documentación hay que tratarla con sumo cuidado dado el carácter fiscal de la misma.

Fuentes escritas: muchas de estas fuentes se han transcrito y hoy se hallan impresas, son colecciones diplomáticas, actas de concilios, en general toda la documentación de esta época, incluyendo ritos funerarios, liturgias, compras, ventas, donaciones, permutas o herencias.

Otra fuente es la Toponimia, la etimología ha dependido durante mucho tiempo de la fantasía, por lo que, hay que poner atención en la investigación de la Toponimia basándose en esa ductilidad etimológica, cuyos conceptos en ocasiones difieren de la identificación original. El examen de los nombres de un lugar nos puede dar idea de los pobladores, su origen geográfico, oficios, situación social, etc. Los lugares donde se ubicaban los principales elementos del servicio común (generalmente bajo la dominicatura señorial) horno, molino, forja, etc. El propio nombre de la población nos está indicando su situación jurídica y social Villanueva, Villafranca, Romanos, etc. Aunque en estos casos el arqueólogo pondrá atención en el estudio de las estructuras arquitectónicas y documentales evitando caer en el error de confundir una población ex novo del siglo XVIII con una medieval o repoblación de cualquiera de ellas. Carlos III en ese siglo creó nuevos asentamientos, que en ocasiones abarcaban a otros anteriores que se hallaban incluidos dentro del término de una población hegemónica, dotando a estos nuevos de órganos independientes con respectos a sus anteriores tutelares. También la toponimia debe ser tenida en cuenta en las distintas denominaciones de los accidentes geográficos, vías de comunicación, asentamientos aislados como los más comunes.

Textos epigráficos: no existe ninguna obra que recopile las inscripciones efectuadas entre los siglos V al XV, al contrario que en el mundo clásico, donde existen tratados en los que se van incluyendo nuevas inscripciones, a medida que van apareciendo al  mismo tiempo que se transcriben en textos impresos que facilitan la labor del investigador. En la época medieval se carece de estos textos. Las inscripciones cristianas de la Era Romana y Visigoda están publicadas por Vives, constituye una herramienta importante para la época visigoda, pero no hay un estudio de los materiales de esta época. En la E.M., no existe la trianómina (nombres y dos apellidos) del tronco familiar, hermanos de una misma casa en ocasiones toman apellidos distintos, esto es consecuencia de la situación social del individuo, el primogénito hereda haciendas, títulos y privilegios de la casa, el segundón es donado a un monasterio o al servicio de un señor, es éste el que tomará ese nuevo apellido.

Las inscripciones monumentales (funerarias, conmemorativas, laudatorias, etc.) suelen estar fechadas e identificadas (emisor y receptor).

Es importante la documentación epigráfica visigoda, de la que se encontraron 36 pizarras en Salamanca que fueron transcritas por el profesor Sánchez Moreno, se trata de un archivo sobre cuentas mercantiles y de administración de una gran propiedad. Un dato muy importante a tener en cuenta es que la misma estratigrafía donde se hallen estos textos, no sirven para datarlos. Los puntos de expresión entre palabras nos pueden dar una cronología relativa. Hay 294 estelas epigráficas hebraicas en España, también las hay islámicas, y nazaríes, estas suelen ser más abundantes, son muy interesantes los signos que acompañan como son las marcas de canteros, signos de separación, etc., aunque no aportan demasiados datos. La interpretación de los signos es otro de los problemas. La época medieval es de un profundo simbolismo, en los cuadernos hispanos de simbología o en recetas de traza y maza, nos ponen en contacto con ellos. Riu dice que en muchas ocasiones estas interpretaciones nos pueden llevar a un error. Pérez Rioja también tiene unos trabajos sobre simbología.

La calendación es otra herramienta importante que el arqueólogo debe conocer. En la E.M se utilizaron diversos sistemas de datación de documentos (documentales y epigráficos) en función a la entidad que los emitía; los eclesiásticos generalmente utilizaban los años del “reinado” papal vigente, de tal manera que la denominación “Anno Pontificatus” era usual refiriéndose a los años transcurridos desde la toma de posesión del ocupante vigente de la Silla de Pedro, aunque también solían utilizar la calendación civil. Los documentos jurídicos se databan en función al reinado y la época. Se utilizaban distintas dataciones, desde la Era Hispánica (38 años antes de la actual) estaba relacionada con el calendario Juliano, hasta el “Anno Nativitate Domini”, pasando por el sistema florentino (más complejo) y el de la muerte de Cristo (en Aragón perduró la Era Hispánica hasta bien entrado el siglo XIV). Otra calendación utilizada en tierras hispanas era la musulmana, se trata de un calendario lunar con sistemas de adaptación al cristiano un tanto complicados, puesto que no se corresponden los meses ni los anuales ni la composición diaria de los mismos, no obstante, existen tablas de adaptación (ejem. El Capelli) que facilitan enormemente la labor del investigador.

Prospección aérea: es una técnica muy novedosa nació con la I Guerra Mundial, se realiza desde un espacio elevado, la primera vez que se empleó, se llevó a cabo en la ciudad romana de Ostia, obtenida desde un globo aerostático en 1913. Es una herramienta que permite percibir desde el aire lo que desde el suelo no se aprecia. Siguiendo las rutas de las caravanas se han podido descubrir fuentes, alojamientos, caminos viejos, etc., no revela el yacimiento por sí solo, sino que, con el fotógrafo y el intérprete, distinguen lo actual de lo anterior, cursos de ríos, caminos abandonados, estructuras arquitectónicas enterradas, etc., la fotografía puede ser oblicua y vertical con predominio de la primera.

El estereoscopio[1] es una herramienta muy útil que permite ver el terreno en tres dimensiones, el gran avances que aporta es el espacio tan amplio que se puede llegar a interpretar en un momento determinado, la fotografía en blanco y negro permite un buen contraste donde se puede distinguir los vegetales de las rocas. La fotografía por infrarrojos da unos colores de más o menos intensidad en función a la humedad del terreno, también está la prospección térmica, la termo luminiscencia, hay una variada gama. Se realizan sobre restos conocidos, su ventaja es que el yacimiento no sufre nada, ofreciendo al arqueólogo datos vitales para la excavación.

La excavación: la labor burocrática antes de la excavación es fundamental, obtener los permisos pertinentes es muy importante. La instalación del campamento, hay que tener en cuenta la naturaleza del lugar, la duración de la excavación el personal que participará. En los días previos hay que  programar el lugar donde se guardaran los utillajes que se emplean en la excavación y donde se va a almacenar lo que se vaya obteniendo. La excavación se divide en dos partes, una es la labor de campo y otra es la interpretación diaria de lo hallado, otro de los problemas importantes es donde se depositan las tierras que se extraen, a veces constituye un gran problema sobre todo si convertimos el resto del yacimiento en escombreras de nuestra excavación lo que, llevará en un futuro próximo a retirarla para poder continuar con la consiguiente pérdida de tiempo y del escaso dinero.

También en vital levantar una planimetría donde se puedan señalar los puntos  de preparación y puntos  de ejecución de la excavación. Tiene que realizarse a escala mediante curvas de nivel. Tiene que marcar los desniveles representando los accidentes geográficos. Hay que buscar un punto cero para las cotas buscando la cota ideal, para ello se coge un punto de referencia que es inmutable donde se efectuará una marca para saber que es el punto cero y con referencia a él se establecen las cotas de nivel o depresión, este punto cero sí que reflejara su verdadera altura con relación al nivel del mar.

La excavación hay que efectuarla con el cuadriculado en el plano ideal, se realiza por medio de línea perpendiculares al terreno con letras y números normalmente se suelen utilizar clavos para su delimitación (dada la dificultad de aplicar la planimetría al terreno) con una goma elástica, así se divide en cuadros el espacio, unas líneas quedarán como ideales y otras serán recogidas a mediada que avanza la excavación, estos cuadrados se ajustaran al espacio excavado (método de Laplace) se procurará que el eje de ordenadas y accisas de esta cuadrícula tenga una orientación determinada. Mortimer Weber propone no excavar en su totalidad las cuadrículas, sino que se realizan alternancias entre unas filas y otras, quedando éstas como caminos de acceso o para depositar los objetos hallados. Si aparecen construcciones se puede ampliar la excavación, este es un método cómodo, puesto que permite extender las retículas hacia los cuatro puntos cardinales. El sistema de Laplace es la excavación total. El sistema Lambert también utiliza las cuadrículas.

Excavación de los estratos: tienen por objeto levantar la tierra acumulada hasta llegar al suelo original, para la obtención de secuencias estratigráficas se suele empelar un tubo hueco metálico (mejor transparente), que se introduce en la tierra a presión y se obtiene las distintas estratigrafías, para ello se debe contar con que la tierra se encuentre en un estado idóneo (movida, húmeda, etc.), es el método de excavación clásico, no obstante presenta muchos problemas que se solventan a media que se conoce y excava el terreno. El axioma en que se basa esta excavación es que el terreno se ha podido formar por acciones naturales o antrópicas. Los estratos se ordenan siempre de abajo hacia arriba por el paso de los años, este es el estrato ideal, pero no siempre resulta así, cuando se excava es difícil que se contemple ésta división por la propia configuración de los edificios excavados, hay sistemas que se hacen con profundidad y por extensión. Sobre las estratigrafías hay criterios de definición, los colores y la granulosidad sirven de distinción de unos estratos a otros, la acción antrópica también queda reflejada en ellos de tal manera que, aquella que haya estado bajo la acción humana es distinta a la que se mantiene virgen. En ocasiones se suelen utilizar útiles como el tensoplas (cinta elástica adherente, utilizada en medicina) que se aplica al corte para obtener una estratigrafía basándose en la coloración del estrato.

En el estrato de ocupación se observa en diferentes indicios.
1º.- la dureza del suelo, está más apelmazado y compacto, por la habitación continuada humana,
2º.- también es más oscuro, se suelen hallar fragmentos de cerámicas restos de alimentos, etc.
3.- es muy usual el hallazgo de pozos ciegos de salubridad, aunque también podían servir como alacenas u otros menesteres (silos, depósitos de armas, herramientas.)
4º.- otro de los elementos que modifican el suelo, son los hogares que arrojan estratos de cenizas, la cocina ocupaba poco espacio y era móvil, también el endurecimiento del suelo por acción del aseo (barridos, humedecimiento de la tierra.) Para señalar la estratigrafía lo ideal es contar con una tabla de colores a su vez combinada con números y letras, al citar los colores hay que citar la tabla en la que se basa la señalización de la estratigrafía. También estos colores son útiles para  la descripción de cerámicas.

La inclusión: uno de los casos que se dan son las inclusiones, consistentes éstas en cavidades en sentido perpendicular al plano de la excavación.  Son huecos en los estratos en los que se han podido deslizar materiales pertenecientes a capas superiores del terreno.  Así, el arqueólogo se podrá encontrar en la zona a estudiar con muros, postes, cementerios, etc. Son numerosas las anomalías en la excavación, por lo que éste debe estar atento y capacitado para poder responder a ellas adecuadamente. Estas bolsas estratigráficas, se suelen dar en pozos naturales o artificiales provocados por la acción antrópica, la animal o la geológica. Esta forma anómala de estratigrafías, no debe ser confundida con la inversión de estratos en la que un factor fundamental es la acción antrópica, no entendiéndose como tal, la simple acumulación de estratos provenientes principalmente de arrastres pluviales que conforman los aterrazamientos de las cuencas hidrológicas y/o anegación de ollas naturales por los mismos efectos. La inclusión es consubstancial a la excavación de fosos y el relleno de murallas como los más importantes en los que, se refleja una clara inversión estratigráfica.
Utillajes de la excavación: éste es de una gran variedad, hay toda una gama desde el empleado por el peón al cirujano (piquetas, bisturí, pala, carretilla, etc.) Todos ellos son útiles y responden a una función determinada, dada la diversidad de materiales hallados no es posible hallar un solo utillaje que se identifique plenamente con el arqueólogo, puesto que, se sirve de todas las herramientas utilizadas para otros menesteres, tan genéricos como específicos. En la excavación ideal, lo interesante sería contar con cada uno de los profesionales que emplean preferentemente esas herramientas, ejerciendo como colaboradores del arqueólogo.

Recogida y fichaje de los objetos: todos los objetos extraídos en la excavación han de ser recogidos y fichados, donde constará el lugar exacto de su aparición, estrato al que pertenece y etiquetado con el nivel donde fue hallado. Actualmente las siglas empeladas en las etiquetas son facilitadas por la Comunidad Autónoma donde consta el nombre del yacimiento, suelen ser con letras y números. Para el óptimo resultado de la excavación, es necesario procurar no sacar ningún objeto de su contexto estratigráfico. Cada uno de ellos hay que sacarlo en el momento en que se excava el nivel arqueológico en que se encuentra. Una vez extraído, será de total importancia la realización in situ de una ficha borrador que informe de los datos de dicho objeto y lo identifique. Ésta será introducida en una bolsa de plástico junto con el objeto u objetos a los que se refiere.  En caso de que el objeto sea frágil, será también introducido en una caja de material plástico.

Conservación y consolidación en el lugar: será necesario tener a disposición los materiales requeridos para tratar los objetos que sufren alguna degradación al ser extraídos de los estratos arqueológicos. Tales aplicaciones sólo se llevarán a cabo en caso de urgencia. Algunos objetos se deterioran al extraerlos del subsuelo porque en ese momento se empiezan a someter a otro medio y presión.

 Dibujo en el campo de excavación: se realizan al mismo tiempo que la excavación, los planos que tienen siempre que cumplir con unos elementos generales para que sea valido, escala, profundidad y los datos convencionales de orientación. Los perfiles se realizan en un papel milimetrado al que se traslada la realidad de la excavación. Existen cuatro medios para representar los niveles estratigráficos a medida que se realiza la excavación: el dibujo, la fotografía, el modelado y la preservación de las muestras extraídas del suelo. La plasmación de planos y perfiles será fundamental a la hora de representar el estado en que se encuentra el terreno antes y después de la operación de excavación arqueológica.

Fotografía en la excavación: para obtener una fotografía del yacimiento que sea publicable, es necesario para su realización un equipo profesional, que no deberá estar defectuoso, sino todo lo contrario, tendrá que cumplir unos niveles aceptables de calidad. La cámara debe colocarse en la vertical del punto a fotografiar y en un plano paralelo al del objeto. En cada una de las fotos que se tomen hay que poner un letrero que contenga la fecha, la escala, el nombre del yacimiento y la situación geográfica del lugar fotografiado. La foto se utiliza como material complementario al dibujo de planos y perfiles, no obstante en la actualidad algunos profesionales optan por las cámaras de video que amplían el horizonte visual y facilitan la labor en cuanto a escalas, espacio geográfico o descripción detallada de algún objeto concreto permitiendo una hipotética reconstrucción del yacimiento más pormenorizada y “viva” que la propia fotografía.

El modelado: es una técnica relativamente fácil, se trata de una estructura latente que ha desaparecido pero que, nos ha dejado en negativo su antiguo contenido y, se puede recuperar con la aplicación de materiales blandos como el yeso. Previa a esta operación es interesante cubrir las paredes del molde con una capa de aceite o grasa, en evitación de que el material empleado para recuperar el negativo del molde se adhiera a las paredes y mutile lo que se pretende obtener. En ocasiones es preferible a una foto o dibujo. Otro sistema para la realización del molde es aplicar tres capas de látex sobre la pieza, que previamente habrá sido convenientemente limpiada. Posteriormente, se cubre con fibra de vidrio, sobre la que se extenderá otra capa de látex.  Mediante el vaciado, el molde dará una copia igual al original. 

Diario de la excavación: conviene disponer de un cuaderno en el que poder escribir diariamente aspectos sobre el trabajo realizado, debe reseñar las personas que forman el equipo, también contiene el trabajo que se realiza y las cuadrículas que se pretenden excavar, señalando la hipótesis de trabajo. A continuación las variaciones, órdenes, incidencias, visitas, cuan mejor y más completo sea el diario, mejor resultado dará en la redacción de la publicación posterior de la excavación. Éste también recogerá otros datos complementarios, como opiniones del excavador, impresiones, etc. Por ello, es útil que tenga hojas cuadriculadas que, sirven de ayuda en caso de realizar dibujos o croquis. Hay quien prefiere grabar en el momento, estas ideas en un magnetófono, mientras otros excavadores las plasmarán con la ayuda de un secretario, en función al numero de áreas investigadas en ese momento, no obstante la redacción final del diario corresponde al director de la excavación. De ambas formas, queda para siempre en la memoria. Este cuaderno no es el registro de hallazgos, servirá también mientras se realice el trabajo de laboratorio. 

De la excavación a la historia: es el cúlmen de todo lo realizado en la excavación, hay que empelar métodos de datación, análisis, sistematización del proceso empleado y finalmente la publicación, donde se expone el resultado final con la interpretación histórica de lo hallado. Uno de los datos fundamentales es la cronología. Para ello se emplean los métodos de datación, todos los objetos deben ser descritos en función a su época. La datación relativa se lleva a cabo en el lugar de la excavación para ello los estratos nos informan sobre la época en que se desarrolló esa cultura, la dieta, el vestido el clima, etc. Son otros métodos relativos de cronología.

La cerámica también ofrece una cronología basada en la tipología existente, aunque, para la Edad Media, no existen unos arquetipos definidos en cuanto a sus decoraciones dada la multiplicidad de sus ornamentos y su escaso espacio geográfico, con fuertes influencias recibidas de la antigüedad. Por lo que respecta a sus formas, son más estancas sobre todo, lo referente a la cerámica común o de cocina, debiendo centrar en éste caso (el arqueólogo) su cronología más por la composición de sus pastas y componentes desengrasantes que por su propio estilo. También los metales empelados facilitan una cronología muy amplia en cuanto a sus modelos, estos gozan de una vida más prolongada, sustituyen en la vida agrícola a los tradicionales de madera endurecida al fuego (de tradición romana) o, a los de utilización de elementos líticos. Otro elemento que nos ofrece escasa cronología es la moneda (al contrario que en clasicismo) no es apta para datar un yacimiento dada su prolongación en el tiempo y su escasa relevancia en este periodo.

Existen otros métodos para la datación absoluta que se emplean con asiduidad y ofrecen una cronología absoluta, tales como la dendrocronología o el estudio de los anillos de los troncos de los árboles que ofrecen incluso el estado climático del momento. El magnetismo termoremanente que se utiliza para la cerámica, nos ofrece información sobre la temperatura alcanzada por el horno de cocción, lugar de fabricación etc. El radiocarbono, este presenta el inconveniente de que las piezas se han de recoger inmediatamente y aislarlas en evitación de que las mismas se contaminen y arrojen datos falsos sobre su datación, también, la pieza puede estar ya contaminada antes de su extracción en función a su ubicación en el estrato y la composición de éste. Los estudios polinológicos ofrecen a través del carbono 14 una datación absoluta, son elementos de gran fiabilidad, no obstante, es esencial saber recoger las piezas.

La arqueología analítica. No se suele emplear para la época medieval, sí para la Pre., y la Protohistoria, sobre todo para la cerámica, constituye una serie de etapas que puede ir analizando los distintos elementos de una cultura social, para su análisis hay que facilitar una serie de muestras que permitan la datación absoluta.

La publicación: una vez obtenida toda la información a través de los procedimientos descritos, se realiza la publicación, no debe ser una mera descripción del trabajo arqueológico, sino que debe resultar un estudio integral que suponga un avance en la exposición del devenir histórico del hombre a través de una época concreta de la historia. Para ello constará de todo lo relativo a la cultura, instituciones, pensamientos, relaciones sociales. Combinado con una perfecta exposición literaria que despierte el interés en los sectores menos abocados a su lectura y que constituya para los profesionales del medio una herramienta de trabajo tan amena como científica, dotada de las aclaraciones pertinentes para el personal neófito o casuales que, puedan utilizarlo para su estudio.

Villar del Cobo a 16 de julio de 2014






[1] Es un aparato óptico por el que, mirando con ambos ojos, se ven dos imágenes de un objeto, que por ser diferentes, al fundirse en una, producen una sensación  de relieve.


viernes, 4 de julio de 2014

YACIMIENTOS DEL BRONCE HISPÁNICOS

En España, los primeros asentamientos de la Edad del Bronce, documentados en la provincia de Almería, se fechan en el segundo milenio a/C., y se enmarcan en la denominada cultura de El Argar y la cultura de Tartessos, éste con centro de gravedad en el valle bajo del Guadalquivir.

LA CULTURA DE EL ARGAR

Yacimientos en la provincia Almería que le da nombre a la cultura arqueológica de la edad el Bronce Medio y Final, (éste último también llamado post-Argárico) que se extiende por el sudeste de la península Ibérica (sur de Valencia, Murcia y Albacete) entre el 2.300 y 1.600 a/C.

La cultura argárica se caracteriza por presentar asentamientos permanentes emplazados en puntos elevados, fáciles de defender, que permiten controlar el territorio circundante. En ellos las edificaciones se organizan en terrazas escalonadas sobre las que construyen sus viviendas de planta trapezoidal o rectangular con una población urbana desarrollada. En ocasiones los asentamientos poseen murallas, bastiones y torres que nos indica un   periodo de conflictos bélicos.

Los enterramientos se efectúan en el interior de los poblados, y casi siempre bajo los pisos de las casas. Se trata de inhumaciones generalmente individuales, en fosas, covachas excavadas en la roca, cistas rectangulares de piedra o urnas de cerámica, (Tikoi), se acompañan de ajuares, compuestos sobre todo por objetos cerámicos, si bien algunas tumbas presentan armas (puñal argárico de cuatro remaches que sujetan la hoja) y adornos personales (diademas de plata que algunos la identifican con Egipto) de bronce, oro y plata.

Las comunidades argáricas basaron su economía en la agricultura, la ganadería y la metalurgia, la cerámica es lisa, presenta formas de cuenco y carenadas, la más característica es la Copa Argárica, algunos autores le suponen una influencia cretense.

Además se supone que las economías de las diferentes comunidades se complementarían entre ellas. En cuanto a la estructura social, los enterramientos unidos a la evidencia de la existencia de un artesanado especializado, parece indicar una marcada jerarquización, por lo que se ha propuesto la existencia de una formación de carácter estatal.

LA CULTURA DE LOS CAMPOS DE URNAS

En la península Ibérica hay manifestaciones tipo campos de urnas en Cataluña, Aragón y la meseta norte, manifestaciones que en algunas regiones perduran hasta época ibérica. Sin embargo, no parece que en España se pueda hablar de una cultura de campos de urnas propiamente dicha.
Penetran en el península Ibérica sobre el 1100 Bronce Final (primera Edad el Hierro en Europa), su límite por el sur es Sagunto, se desplazan hacia el interior por la cuenca del río Palancia hasta la Litera, desde Lérida hacia el sur, hasta el bajo Aragón, desde Azaila hasta Mediana de Aragón, se expanden por Navarra y la Rioja, hasta el año 450/400, cuando se desarrolla la cultura ibérica y desaparece progresivamente la de campos de urnas aunque coexisten ambas durante un determinado espacio de tiempo.

Se caracterizan por las extensas necrópolis de urnas de incineración, los asentamientos fortificados (el aumento de la fabricación de armas y las fortificaciones nos sitúan en unas épocas conflictivas) y, en general por un aparente aumento de la población. Asimismo se registra un importante desarrollo de la producción metalúrgica y las relaciones de intercambio, se relaciona con los pueblos del mar que dieron fin a la cultura Heládica de Micenas.


Los ajuares de las tumbas incluyen vasos de cerámica, así como agujas, anillos, fíbulas llamadas de arco de violín y collares (enterramientos femeninos), o lanzas, flechas, espadas, hachas, cuchillos y las llamadas hojas de afeitar (enterramientos masculinos). De estos ajuares se deduce la posible existencia de una aristocracia de carácter militar, en relación con ésta estaría la aparición de los carros de dos ruedas ricamente decorados con un alto valor social.

La cerámica ricamente decorada bicónicas con motivos geométricos con técnicas de incisión y relleno, otras con acanaladuras oblicuas, asas de cintas muy anchas que se sitúan en la parte media y superior de la vasija, otras de grandes proporciones destinadas a contener el ajuar del difunto con decoraciones del tipo de cordones, apliques, asideros del tipo pezón similar al de Vinça que circundan la vasija aplicados sobre la superficie dando lugar a diversos motivos decorativos. Es ahora cuando se abandona la talla  lítica.

La metalurgia con la existencia de un artesanado muy especializado, dará lugar al perfeccionamiento de las armas, espadas, de tipo pistiliformes, de lengua de carpa, de bordes paralelos, apuntadas, etc.(en la península las más características serán las de antenas, que nos sitúa en los Urnenfelder V), fíbulas de arco de violín, de arpa, escudos de bronce repujados, hachas de talón de alerones, etc., vasijas oblongas de asas empotradas, se generalizan los cuencos y calderos lisos de cultos que son montados sobre carros ricamente decorados.

Los asentamientos de los campos de urnas basaron su economía en la metalurgia y el comercio, sin depreciar la agricultura y la ganadería, los bovinos y los ovicápridos generalmente.

En cuanto a la estructura social queda determinada por esa aristocracia marcadamente militar que se observa en las necrópolis, situándose los poblados preferentemente en zonas fértiles como los valles fluviales y en las zonas lacustres, se ha documentado la existencia de palafitos, con lo que nos pondría en contacto con la cultura de Polada.

CULTURA DE TARTESSOS

Este es el nombre que los autores griegos clásicos utilizaron para referirse a un supuesto reino que se extendería en  los primeros siglos del I milenio a/C., por parte de la actual Andalucía, con una floreciente capital ubicada en algún punto impreciso próximo a la desembocadura del Guadalquivir. Las fuentes escritas mencionan incluso los nombres de algunos reyes míticos de Tartessos, como Gargoris, Habidis al que se atribuye la enseñanza del cultivo de la tierra, y Argantonio, aliado de fenicios y griegos. Estos datos, sin embargo, no se corresponden  con las evidencias arqueológicas, y hoy día el término tartésico se utiliza para referirse a la cultura material presente en una serie de asentamientos concentrados sobre todo en el sur de Huelva y bajo Guadalquivir.

En la actualidad el fenómeno tartésico se asocia a desarrollos autóctonos, tales como un crecimiento demográfico y la configuración de una sociedad más compleja en torno al cambio del milenio. En este contexto se produce la colonización fenicia, que actuaría como dinamizadora y desencadenante de un activo comercio. Por este motivo las fases avanzadas  de esta cultura se conoce como periodo orientalizante tartésico. El elemento primordial para definir la cultura es la cerámica. En un principio toda la cerámica es a mano, pero a partir del cambio de milenio ésta comienza a convivir con tipos a torno, como la cerámica  de barniz rojo. El torno de alfarero se considera un elemento introducido por los fenicios, al igual que al metalurgia del hierro.

Con respecto a los asentamientos, se ha documentado tanto la continuidad de asentamientos anteriores como la reocupación de núcleos de población abandonados y el surgimiento de nuevos, lo que avala la hipótesis de un crecimiento demográfico. Apenas se conoce la organización interna de estos núcleos de población, en algunos casos excepcionales como el caso de Setefilla (Sevilla), se ha constatado la existencia de potentes bastiones, las viviendas más antiguas son de planta circular u oval y más adelante, posiblemente como consecuencia de los colonizadores se sustituyen por rectángulares.

Las necrópolis presentan una tipología de enterramientos muy variada, en la que está presente tanto el rito de inhumación como el de incineración. En ocasiones ambos conviven en un mismo enterramiento. Asimismo se documentan tanto enterramientos individuales como semicolectivos. Las dos estructuras funerarias más características son la de nominada tumba plana (enterramiento en fosa) y el túmulo. La variedad y riqueza de los ajuares documenta la existencia de una clase dominante consumidora de productos de lujo adquiridos por intercambio comercial. Por los que se refiere  a las actividades productivas, la arqueología ha documentado ampliamente la práctica de la minería y la metalurgia, mientras que la fabricación de manufacturas metálicas está escasamente representada.

El bronce trajo consigo cambios fundamentales en la estructura social. La generalización del arado con reja metálica, particularmente pesado, apartó a las mujeres de las labores agrícolas, a las que habían venido dedicándose tradicionalmente mientras que los hombres guerreaban o se dedicaban al pastoreo. La sociedad acentuó sus caracteres patriarcales y las formas de organización política derivaron a la monarquía.

ANALOGÍAS Y DIFERENCIAS DE LAS CULTURAS DEL
BRONCE Y LOS CAMPOS DE URNAS EN LA PENÍNSULA


La primera gran diferencia con la que nos encontramos es la cronológica, mientras que la cultura de El Argar se localiza preferentemente entre el último tercio del III milenio y mediados del segundo (Bronce Inicial, 2.300/1.600) a/C, la de los campos de urnas hace su aparición en territorio peninsular a fines del II milenio y mediados del I (Bronce Final 1.100/450) hispánico, la Tartéssica se data en torno al 900 a/C.

Otra estaría en el origen de cada una de ellas, así la de los campos de urnas provocaría una aculturización de los indígenas peninsulares asentados en el radio de expansión de esa cultura foránea, mientras que la de El Argar y posteriormente la Tartéssica se trataría de unas culturas autóctonas, la primera heredera de la de los Millares al mismo tiempo que ocupa territorialmente su antigua ubicación, la segunda con evidentes influencias fenicias dado su activo comercio con los semitas.

Otra gran diferencia es la distribución geográfica, la Argárica se extiende principalmente en el sudeste de la península con proyección hacia el oeste, el límite superior coincidirá a grandes rasgos con el inferior de la de los campos de urnas que se sitúan desde Cataluña a Sagunto, meseta y Valle del Ebro principalmente, la Tartéssica se extendería por Andalucía occidental, sur de Portugal y valle del Guadalquivir.

Otra de las diferencias es la metalurgia, El Argar seguirá utilizando el bronce arsenicado, presumiblemente intencionado, teniendo que esperar a finales del milenio para que se generaliza el uso del bronce de estaño. Para Chapman el nivel de producción e innovación de metales no alcanza las cotas apreciables de centro Europa y el Egeo,  por la variabilidad tipológica y estilística de las producciones, mientras que la de los campos de urnas y la Tartéssica el bronce se halla en su etapa final, elaborando joyas, utensilios y armas con ricos decorados que denotan su alta especialización, va siendo sustituido paulatinamente por el hierro.

Pero quizás la más notable sea la acusada diferencia en la elaboración de la cerámica, hechas a mano la percepción de una alta calidad y perfeccionamiento en el acabado de las piezas de las de campos de urnas con respecto a las argáricas. La rica decoración de las primeras contrastan con la sobriedad y austeridad de la segundas ; las cerámicas tipo también difieren mientras que en la argárica será la Copa de su nombre (cuenco con pie), en la segunda será la denominada de tipo bicónico ricamente decorada con figuritas adosadas a modo de asidero utilizada generalmente para el depósito de las cenizas del difunto, en cuanto a la Tartéssica finalmente adopta el torno alfarero introducido por los fenicios lo que le permite una mayor belleza y perfeccionamiento en la elaboración de las cerámicas.

Los enterramientos también serían un factor diferenciador, no en cuanto al proceso, ya que ambos utilizan las cistas, fosas excavadas, grandes vasijas de cerámicas etc., pero sí en cuanto a su contenido, mientras que los agáricos practican la inhumación generalmente individual, en el interior de los hábitats, bajo el piso de las viviendas los de los campos de urnas optan por la incineración, una aproximación de semejanza sería el ajuar con las claras diferencias estilísticas, así como la caracterización del papel que juega ese ajuar en la diferenciación social de los signos de riqueza y poder, por contra la Tartéssica adopta las dos formas de enterramiento ya inhumación, ya incineración, diferenciándose en cuanto al tipo, esta se practica en las denominadas tumbas planas y en los túmulos de influencia Kurgánica.

Una semejanza la encontramos en la economía, estas culturas la basarían en la metalúrgica y el comercio, sin desdeñar la agricultura y la ganadería, esta dominada por los bovinos (valle del Guadalquivir, Segura y Vinalopó), con un porcentaje superior al de ovicápridos.

Otra semejanza no menos importante estaría en la estructura social, la existencia de asentamientos fortificados, emplazados en puntos de fácil defensa, con amplias murallas de madera y tapial, rodeada de amplios fosos defensivos, con bastiones y torres especializados en la coerción y defensa de un determinado territorio (poblado y asentamientos más pequeños) generalmente agrícola que al mismo tiempo conlleva un crecimiento demográfico y por ende expansionista. Renfrew mantiene que estas innovaciones tecnológicas son imprescindibles para permitir unos niveles de intensificación tales que permitieran la aparición del Estado. Desde una óptica materialista será la aparición de la explotación y la institucionalización de las desigualdades a través de las clases sociales, con su expresión territorial, la causa de la aparición del Estado.

BIBLIOGRAFÍA
CABRERA.V., y otros, Manual de la Historia Universal, (prehistoria),  Historia 16, Madrid 1.992.

LULL,V., La cultura del El Argar (un modelo para el estudio de las formaciones economico-sociales prehistóricas), Akal, Madrid 1.983.

CAPMAN, R.W., La formación de las sociedades complejas. El sureste de la Península Ibérica en el marco del Mediterráneo occidental, Crítica, Barcelona 1.991.

Zaragoza a 4 de julio de 2014
José maría Fernández Núñez
Historiador