las
excavaciones de Alcubierre en Pompeya
PERSONALIDAD
PROPIA DE LA ARQUEOLOGÍA, CRITERIOS ENFRENTADOS
PUNTO
1º
El ejercicio profesional de
la Arqueología en España, se ve mermado al no existir una titulación específica
universitaria que garantice la normalización de las profesiones y la
constitución de un Colegio de Arqueólogos oficial que evite el intrusismo, (en
la actualidad se imparten clases, pero no pasan de ahí sin un reconocimiento
propio a nivel académico). En estos últimos años se perdió una buena
oportunidad para introducir una
titulación específica de Arqueología en la Facultades de Historia, con
al publicación de la Ley de Patrimonio Histórico 16/1.985 y las transferencias
en materia de cultura a las CC.AA., que no contemplaron esta acuciante
necesidad.
En la actualidad algunos
profesores universitarios está ajustando su investigación a las políticas
arqueológicas autonómicas, asumiendo los problemas de restauración,
conservación y divulgación, esta cooperación es muy positiva y está llamada a
ampliarse en el futuro, atrás queda, afortunadamente el pensamiento de que le
resultado de esas investigaciones estuviesen destinados exclusivamente al uso
académico, infravalorando cualquier otro tipo de divulgación.
Otro sector mostró su
preocupación por la inexistencia de esos colegios profesionales por lo que
fundaron asociaciones de tipo profesional como A.P.A.E, en 1.984, hasta un
total de 35 (10 de ellas de ámbito nacional), algunas han logrado crear Museos,
bibliotecas y editar una revista periódica. Al carecer de una legislación específica
quedaron inscritos como asociaciones culturales, en cuyo vasto campo existen
otras análogas decididamente extracientíficas y que merman la credibilidad del
resto. Además sus funciones van encaminadas a una regulación laboral y
salarial, aprobación de un código ético y una titulación específica, asunción
de las competencias propias en los organismos encargados del Patrimonio
Histórico, declarándose portavoces oficiales de todo lo referido a esta
ciencia.
Estas asociaciones han
sacado a la luz una serie de problemas que afectan a la Arqueología como es la
carencia de titulación, ausencia de criterios que favorecen la competencia
desleal (en ocasiones protagonizadas por la Universidad) falta de unos planes
de estudios adecuados a la nueva realidad, ausencia de un tratamiento integral
del hecho arqueológico y una falta de control en la calidad de los mismos.
Al igual que otra
disciplinas la Arqueología no es una actividad totalmente libre aunque ésta se
halla más coartada en tanto en cuanto depende del permiso de excavación que
otorga la Administración, tanto a nivel oficial como particular, ya sea para
realizar sondeos por construcciones de obras, elaboración de cartas
arqueológicas, informes, peritaciones, etc.
Por otra parte la iniciativa
del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que para combatir el desempleo
juvenil crea las Escuelas-Talleres, donde se abordan trabajos arqueológicos de
excavación, recuperación y conservación de un B.I.C., o un yacimiento
arqueológico, ha dado salida laboral a numerosos licenciados; bien como
profesores, bien como técnicos arqueólogos de las excavaciones. La actividad
profesional libre, denominada “arqueología de intervención o de gestión” se
valora muy positivamente, además de crear afortunadamente una bolsa de trabajo
cada vez mayor; está sirviendo para acercar la Arqueología al común de los
ciudadanos que empiezan a preocuparse por su Patrimonio y a presionar a la
Administración para su defensa, custodia, estudio y conservación del mismo. Ello
se traduce en el aumento de la riqueza patrimonial de unos años (escasos) a
esta parte, la concienciazión popular de la importancia de las “viejas piedras”
implican a todos en una tácita custodia, aumentado las denuncias ante los
poderes públicos, contra cualquier transgresión de las que sean objeto.
2º
PUNTO
Plantean la problemática
desde dos puntos de vista: por un lado un análisis de los diferentes
planteamientos teóricos y su incidencia, de otro una valoración crítica actual
de nuestro país que atañe a infraestructuras, recursos, etc.
No debe confundirse
Arqueología con Prehistoria, ya que la primera abarca espacios absolutos de la
Historia, mientras que la segunda se centra en un periodo concreto de la misma,
aunque incida más en las primeras edades. Esta especialidad infravalorada hasta
el extremo de que carece de los más esencial para su buen desarrollo, como una
financiación adecuada que abarque docencia e investigación, se traduce en unas
continuas carencias que se vienen arrastrando desde antiguo, e impide a los
profesionales españoles, un autónomo e imparcial desenvolvimiento en cuanto a
la investigación se refiere, quedando sujetos a financiaciones públicas
externas a la Universidad (léase aquí C.S.I.C), que por regla general se hallan
en manos inadecuadas o poco sensibles a la
investigación arqueológica.
La carencia de un cuadro de
profesores adecuados con sus auxiliares correspondientes para las clases
prácticas, así como la contínua falta de recursos mínimos para atender a las
necesidades de la docencia en relación con la formación del alumnado, unido a
una falta absoluta en la infraestructura, laboratorios, bibliotecas
específicas, diversificación de competencias de la administración, etc., nos
sitúa con respecto a nuestros vecinos europeos en el vagón de cola de esta
ciencia. De poco sirve la preparación teórica de nuestros licenciados, merced
al contínuo desvelo del profesorado, si nuestra dependencia analítica del
exterior es total. Si la financiación de la investigación está basada en
planteamientos políticos dependientes de organismos diversos (CC.AA.,
Diputaciones, Ayuntamientos, etc.) cuyos intereses en la mayoría de los casos
no coinciden con los de los investigadores; intereses no científicos que merman
el libre desarrollo de la ciencia.
Por otra parte, su
degradación parece consolidarse cada vez más, en virtud a las reordenaciones de
la administración pública con escasos presupuestos para la investigación que
acaban siendo incluidos en capítulos tan peregrinos como: certámenes y
competiciones deportivas, festejos diversos, etc.
El trabajo de campo es
absolutamente imprescindible para el futuro arqueólogo sin cuya realización, su
formación estaría incompleta. El reforzamiento de la presencia internacional
facilitando becas y ayudas a profesores y licenciados, de manera que, se hallen
al corriente de las últimas novedades, o realizar excavaciones tendentes a una
mayor ampliación de nuestro exiguo grupo en el extranjero, la creación de un
cuerpo de arqueólogos específico e independiente de los diferentes organismos
públicos o privados con dotaciones presupuestarias suficientes. una mayor
relación interdisciplinar de las mal llamadas ciencias auxiliares, y una total
y absoluta independencia en el desarrollo de esta importantísima ciencia, unido
a una mayor y mejor calidad en la docencia dará
a la Arqueología la personalidad propia y necesaria que justamente reclama.
ANALOGIAS
Y DIFERENCIAS
El primer artículo los
problemas que plantea son de tipo jurídico-administrativo, haciendo una leve
referencia a los estructurales que son la base del desarrollo del segundo
artículo. Abogan por una independencia tutelar de la Administración, incidiendo
en el incremento de las relaciones con las nuevas realidades políticas, a
partir de las transferencias que en materia de cultura se han llevado a cabo.
Por contra la opinión de los segundos centran sus críticas entre otras, en esas
transferencias culturales que han perjudicado a la profesión.
Estos defienden una
investigación a través de la Universidad (C.S.I.C), de ámbito nacional
centralizado, con unos suficientes presupuestos que les permita una
investigación independiente de otros intereses, a veces perjudiciales para la
profesión.
Los primeros abogan por una
arqueología de intervención o gestión, empresas privadas que ofrecen un mayor
abanico de probabilidades para absorber a los licenciados que anualmente
obtienen su título de historiadores, por otra parte hacen más accesibles los
descubrimientos al resto de los ciudadanos, para que a través de ellos valoren
más su Patrimonio y por ende se conviertan en guardianes permanentes de su
custodia.
Los segundos parecen centrase
más en un postulado más arcaico con respecto a esta importante innovación,
apenas hace mención en su artículo a la difusión de los hallazgos fuera del
ámbito académico o profesional, critican que algunos arqueólogos hayan
protagonizado una adhesión a las nuevas
corrientes innovadoras apoyándose en datos escasos o poco significativos,
rompiendo con la tradición arqueológica positivista que ha dominado este campo,
hasta la llegada de esta renovación de
corte anglosajón.
Para los de otros es un grave problema la
falta de una titulación específica y un Colegio profesional que combata el
intrusismo profesional, para los segundos se trata de una circunstancia
secundaria, dándole más prioridad al reconocimiento de un cuerpo exclusivo de
arqueólogos de ámbito nacional, aunque terminan siendo discutibles, pues no
solo asumen aquellas responsabilidades, sino que terminan elaborando planes
sistemáticos de investigación para lo que no están capacitados.
Coinciden, sin embargo, en la
precariedad presupuestaria en la que deben desenvolverse, también coinciden en
criticar la falta de laboratorios, bibliotecas específicas y de una docencia
con suficientes medios para desempeñar su labor ; en la inmensa mayoría de
los casos estos profesores se ven desbordados ante lo que quieren hacer y, lo
que pueden, o le dejan (presupuestos) hacer, con el lógico sentimiento de
frustración (en no pocos casos) al toparse con estas carencias. Otra causa de
aproximación, es la solicitud de independencia total de la profesión con
respecto a la tutela de las administraciones.
Las diferencias que existen
entre ambas posturas, entre otras causas, está en el intervalo de tiempo, así,
mientras el primer artículo está editado en Octubre de 1993, recogiendo las
nuevas corrientes, políticas, económicas y académicas; el segundo es de fecha
anterior, su edición en Julio de 1988; este lapsus de 5 años, apenas
perceptible en el tiempo, no lo ha sido así en cuanto a los avances
tecnológicos que permiten su aplicación en el desarrollo de esta ciencia, amén
de los nuevos descubrimientos que contribuyen a la ampliación de conocimientos
de la ciencia arqueológica que hoy se apoya en otras que se articulan para dar
una forma coherente a esas piezas sueltas, aparentemente sin sentido, pero que
unidas forman parte de un todo.
Para el primer artículo la
Arqueología es una ciencia social, que se ocupa del estudio del ser humano y su
devenir a través de los siglos, a partir de los restos materiales encontrados
de su actividad social, utilizando para ello la excavación, prospección, y
peritaje, salvaguardando los terrenos suceptibles o evidenciales de
yacimientos, amenazados de destrucción, para ello son partidarios de la
arqueología de intervención o de gestión, entre otras razones; sus objetivos
son la recuperación del P.H., y medioambiental, el estudio, conservación,
rehabilitación, exposición y divulgación de inmuebles o materiales hallados,
apoyándose en ciencias afines que complementan a la específica arqueológica.
Para el segundo grupo hace
una clara diferencia entre Prehistoria y Arqueología, esta, dicen, es de
carácter patrimonial que excava, conserva y enseña, debería de tener un
carácter de enseñanza experimental en la Universidad, apunta la posibilidad de
incorporar a su metodología estudios analíticos y aplicaciones tecnológicas
novedosas, la delimitación clara de las funciones de prehistoriador como
docentes o investigadores y no al servicio de organismos administrativos
encargados de salvaguardar el P.H.E., es una de sus recomendaciones.
Zaragoza a 19 de agosto de
2014
José María Fernández Núñez
Historiador
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