viernes, 4 de abril de 2014





DON SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL


El presente trabajo se desarrolla en el aspecto menos conocido de Don Santiago, en su dura infancia con un padre severo y unos profesores que a juego conformaron el desarrollo del espíritu siempre inquieto de este prócer que llegó a lo más alto de la más alta torre, para beneficio de sus congéneres.Su infancia, su juventud, su ingreso en el ejército su regreso a Zaragoza e ingreso en la masonería regular, hoy la Gran Logia Masónica y Regular nº 35 lleva su nombre en su honor y memoria donde perfiló, aprendió y desarrolló todo su potencial, que lo encumbraría internacionalmente con el Premio Nobel de Medicina, al que le concedió una importancia relativa, tal era su talante, su objetivo era seguir estudiando, seguir entendiendo aquello que le inquietaba. Duro y critico consigo mismo éste espartano se constituye, per sé, como elemento tectónico de la ciencia y carácter aragonés, expresado en sus facetas más humanas y científicas. 


Como personaje importante, en su aniversario corren ríos de tinta, muchos de ellos falsos, o solamente enfocados a su trabajo y con muchos obstáculos para conocer su vida.

Los panegiristas aprovechan que fuese un libre-pensador para fructificar sus ideas y llevarlas al terreno de la política. Baroja y Cajal gozaban ambos de una antipatía natural que les llevó a enfrentamientos verbales por las posturas mantenidas respectivamente. 
Cuando empiezan los problemas del separatismo vasco, Cajal le espeta a Baroja: "Españoles como usted merecían pudrirse al sol en Ifni". Era profundamente español, un verdadero patriota. Le dolía mucho los absurdos intentos de independencia, tanto de Cataluña o de Las Vascongadas. Todos aquellos separatismos no los acaba de asumir por irresponsables, anecdóticos y dañinos para la unidad de la Patria. Muere en 1934, de haber vivido en las épocas inmediatamente posteriores, hubiera sufrido lo indecible. Era un liberal, que no le agradaba el desorden o el caos. Empero hubiera combatido con la República. 

En sus relaciones con La iglesia, ésta pretendía que se rechazasen sus investigaciones, logros y publicaciones. Lo tenían cuasi estigmatizado, todo aquello que descubría e investigaba, lo tenían como algo demoniaco Pretendían que solo imperasen sus rezos y su falsa y pobre erudición, alzándose como emperadores culturales, en temas que desconocían por completo. Nunca fue amiga la religión de la ciencia, temían el peligro del conocimiento general del pueblo. A esto hay que sumarle, la actuación de los políticos del momento, ponían trabas a la fundación de “”escuelas libres y otorgaban medios muy precarios.

D. Santiago, viene al mundo en Petilla de Aragón, navarro de Registro, pero aragonés de raíces. Siempre se sintió aragonés por los cuatros costados. Sus padres y sus antepasados también lo eran. Con dos años, sus padres regresan a Larrés, pero en poco tiempo, su progenitor obtiene la plaza de Valpalmas. Es allí donde comienza la escuela.

Justo Ramón comienza a proyectar en su hijo, ansias de superación. El éxito inicial fue notable, pero Santiago se reveló muy pronto, contra el modelo de vida que imponía su padre. Vida austera exagerada, que Justo Ramón impuso en su casa. Todo le parecía poco, para ahorrar, ya que su idea era marchar a Zaragoza y que sus hijos recibiesen estudios.

En pocos años su padre consigue la plaza de Ayerbe, y allí los chicos acogen a Santiago con especial inquina, recibiéndolo a pedradas. De cara trigueña y aspecto amojamado, vestía con ropas humildes, pero sin pañuelo a la cabeza ni calzones ni alpargatas como vestían los campesinos, hizo que lo tomaran por un chico de la burguesía. Niño travieso y de carácter fuerte y rebelde, actitud esta que le trajo más de un problema en su adolescencia. En Ayerbe se convierte un pésimo estudiante. Su padre más ocupado que en Valpalmas, no puede atender su educación como hubiese querido. Le encolerizaban las travesuras y la rebeldía que mostraba, lo cual lo castigaba con formidables palizas y castigos.

Gran observador del medioambiente, disfrutaba estudiando el comportamiento y las migraciones de los animales. Aprendió de ellos muchos misterios de la naturaleza. Pasaba horas observando a los animales, anotando todo aquello que le parecía importante. Quien le iba a decir que años más tarde, publicaría quince trabajos de sus investigaciones y lo nombrarían presidente honorario de la Sociedad Española de Historia Natural, de la que fue un activo miembro. La dura vida de los campesinos, sus largas jornadas, su paciencia…, fueron una gran escuela para él.

Su padre lo llevó a Jaca a los Escolapios, allí conoció el terror y el hambre más amargo. Quedó al cargo de un tal, padre Jacinto, personaje cruel, azotaba a los niños en las muñecas. Reaccionó con más rebeldía y sufrió, encierros, golpes humillaciones y ayunos severos. Cuando su padre lo ve al regresar para las vacaciones de verano, se desengaña del sistema educativo del colegio de Jaca y decide matricularlo en el Instituto de Huesca. Pero antes lo puso a trabajar de ayudante de barbero. El joven aprendiz se sentía fuertemente atraído por las ideas políticas de su patrón, que era un ferviente demócrata.

En Linas de Marcuello, hubo un sangriento enfrentamiento, entre insurrectos encabezados por Pierrad y una columna del ejército isabelino. Cajal los había visto pasar, estos últimos desfilando por las calles de Ayerbe, quedando el joven Santiago entusiasmado, por el aire marcial, lo vistoso de sus uniformes y el brillo de sus armas. Al día siguiente contempló por primera vez, el lamentable espectáculo del campo de batalla, al concluir el combate, le impresionó el contraste entre la serenidad de la muerte y el horror de los espasmos de la agonía. 

La fotografía fue otra de sus aficiones. Cuando presenció el revelado, con ácido pirogálico, le causó una verdadera estupefacción y tuvo en su obra científica, un peso parecido, a su inclinación por el dibujo. Pero al médico de Ayerbe, al igual que la literatura; la pintura le parecía la misma pérdida de tiempo.

Su fama de putañero, corresponde a la pluma de Umbral, no siendo al parecer muy ciertas esas noticias. Cajal montó un estudio de fotografía en la Calle del Príncipe y decían que allí llevaba mujeres de todo tipo; de ahí nace parte del equívoco. Otros recuerdan la anécdota de Luis Calvo --que cuenta Manuel Vicent-- acerca de que hacía cola en el prostíbulo con una chapa esperando su turno. Algunos lo atribuyen a que hablaba mucho de la mujer, empero, éste apoyó a Emilia Pardo Bazán para que entrase en la Academia. Luchaba porque las mujeres españolas imitasen a las nórdicas e inglesas y que hiciesen deporte. Tenía tiempo para todo, podía administrar su tiempo de tal forma que le permitió: investigar, asistir a las tertulias de los cafés, hacer fotos, escribir relatos de ciencia ficción, etc. 

En el verano de 1863, Cajal descubre, que su vecino el confitero, tenía una biblioteca muy rica y abundante. Se deslizaba por el tragaluz del tejado y con sumo cuidado, cogía y dejaba cada libro, devorando su lectura y disfrutando, de las lecturas de Víctor Hugo, Dumas, Cervantes, etc. Detestaba el método de memorización de carrerilla, lo que le acarreó muchos problemas con el profesorado.

Termina el bachillerato en Huesca, justo al proclamarse la primera república. Le tocó vivir tiempos muy difíciles, en política había graves enfrentamientos, entre moderados y demócratas y los intentos revolucionarios contra “”esa señora imposible “” (Isabel II). Estudia medicina en la Escuela Libre de Zaragoza, sostenida por la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la ciudad, figuró entre las de escasa altura y limitados medios. Cajal consiguió sus estudios, con notas muy brillantes. Su preparación académica, se desarrolla entre la revolución democrática y la restauración borbónica, entre los años 1869 y 1873. 

Al finalizar lo llaman a filas, en la llamada Quinta del Castelar, quien impuso el servicio militar obligatorio, por entonces era, presidente de la efímera Primera República. Al poco se convocan oposiciones para médico militar. Se presentan 200 opositores, para 30 plazas de las cuales Cajal queda el sexto. Lo destinan a Lérida, donde como médico militar tenía derecho a “”plaza montada “” que rechazó para hacer las marchas a pie, cosa que le proporcionó una excelente forma física.
Después va como capitán a Cuba. En Zaragoza existía una gran tradición de gimnasios, antes de que los hubiera en todas partes, Cajal acudía a los gimnasios No era tanto el boxeo como la gimnasia. Desarrolló unos músculos imponentes, con un cuerpo atlético del que solía presumir. Gracias a esa fortaleza pudo resistir la guerra de Cuba, cuando sufrió paludismo grave y disentería. Se quedó en el esqueleto. 

Santiago se siente fascinado por los parques, paseos y jardines de La Habana, así como por su fauna o flora. La afición que sentía por la naturaleza, le lleva a estudiar el medioambiente, de la Maninga. Pero pronto se da cuenta que aquella isla, resulta insoportable para los europeos, los omnipresentes mosquitos, propagadores del paludismo, consiguieron deshacer el ideal romántico que se había formado de la isla.

Se enfrenta muy agriamente a los mandos por el estado tan lamentoso en la que se encontraban los enfermos y heridos. Lo mal atendidos que estaban y el caos que reinaba. La falta de gobernabilidad, e inmoralidad en todos los estamentos, ya que sustraían para sí, la comida y los recursos que eran para los más necesitados. Se enojaba mucho cuando veía el grado de corrupción del ejército o el abuso de alcohol; no hacía más que hablar maravillas del gobierno republicano de Castelar y no se percataba de que ya, había oficiales que conspiraban en favor de Alfonso XII. Era de una honestidad increíble: se bajó el sueldo, se negó a que su hijo Jorge, fuese a Italia becado por la Junta de Ampliación de Estudios que él presidía. Le obsesionaba la administración del dinero público. 
Enferma gravemente y lo declaran “”inútil en campaña“”. Regresa, entrando por el puerto de Santander, convertido en una ruina humana, ya no era aquel joven atlético y vigoroso. Tuvo que sobornar al funcionario de turno, para conseguir cobrar su paga de campaña, cosa que se retrasaba hasta el infinito, ya que dicho dinero, era desviado a los bolsillos de los mandos. La corrupción en el ejército era inmoral. Con ese dinero, compra su primer microscopio 

Regresa a Zaragoza, donde su padre cuida de su enfermedad y se prepara para la catedra de anatomía, donde fracasa víctima del caciquismo del presidente del tribunal.

En 1883 consigue cátedra por oposición en Valencia, donde marcha con su familia a vivir, pero cuatro años más tarde, la obtiene de histología[1] normal y patología en Barcelona.

Justo Ramón, obtuvo plaza en el hospital de beneficencia y fue nombrado profesor de disección. Santiago trabaja tres años junto a su padre, sacando gran provecho, ya que no hay mejor maestro, que aquél que, estudia para enseñar. Los dibujos que tantos disgustos le había dado, ahora le servía para mostrar las piezas anatómicas. Llegó a reunir un gran número de dibujos a color, que incluso Justo Ramón pensó en publicar un atlas. Este proyecto no llegó a realizarse, ni tampoco se han editado al día de hoy, los que se conservan en la Facultad de Medicina de Zaragoza, a pesar de que Laín Entralgo lo propuso en repetidas ocasiones.

Santiago Ramón y Cajal, de haber nacido en otro lugar, seguramente hubiese tenido más repercusión en todos los aspectos, humanos y académicos. Su recuerdo estaría diariamente vivo en todas las generaciones que le sucedieron.
Desgraciadamente, Aragón no es Tierra de agradecer, méritos, a sus hijos más ilustres. No lo ha tratado mal, pero los aragoneses somos bastante abandonados, no sólo con nuestros personajes egregios, sino con nuestro patrimonio, con nuestra arquitectura. Nunca hemos sabido cuidar lo que tenemos, en esto sí hay bastante desidia y mucho por mejorar. Me viene a la memoria un artículo del inigualable, D. Arturo Pérez Reverte, de reciente publicación sirviéndose de su clásico y agudo sarcasmo sobre esta fatal sociedad en la que nos envolvemos; al que titula: LAS NAVAS DE TOLOSA, crítica muy actual, y del sentir generalizado del pueblo, que sufre los azotes de los corruptos, delictuales y blindados politicastros, que irresponsablemente caotizan una situación legitima creando contextos sociales anti natura, donde la pusilanimidad e hipocresía afloran hasta el hastío y a los que D. Santiago, combatió en los días que anduvo por estos pagos.

LAS NAVAS DE TOLOSA. De Arturo Pérez-Reverte. La carga de los tres reyes.
Los americanos tienen 

El Álamo, Gettysburg,
Los franceses Alesia.
Los judíos, Masada.
Los griegos, el Paso de las Termopilas.
Los alemanes, los bosques de Teutoburgo.
Los ingleses, Trafalgar.
Los portugueses, Aljubarrota
Los rusos, Stalingrado.
Hasta los zulúes tienen algo... Insaldwana

Y los españoles, debido a los traidores por un lado y los cobardes por otro, no tenemos...

Las Navas de Tolosa, por insidiosa
La Batalla del Ebro, por fascista
Lepanto, por intolerante
Tenochtitlán, por genocida
Bailén, por retrógrado
Amberes, Breda, Northlinghen, por no herir sensibilidades
Villaviciosa, por no plural
¿Sigo?
Los premios a su labor son mucho más reconocidos fuera de nuestro país, donde cada vez son más y más numerosos. Le invitan a las universidades más prestigiosas del mundo a dar conferencias. Escribe libros sobre el sistema nervioso. Que le premian en todos sitios. Publica revistas.
Le proponen para ministro de Instrucción Pública. Cargo que rechaza.
El diez de diciembre, le otorgan el premio Nobel de Fisiología y Medicina.
Fallece en Madrid, en 1934.

Zaragoza a 4 de abril de 2014
María Jesús Salvador Miguel












































[1] Parte de la biología que estudia los tejidos orgánicos, animales y vegetales.

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