lunes, 9 de junio de 2014

EL OFICIO DE HISTORIADOR

Según  el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el oficio es una denominación que indica una ocupación habitual en la práctica de algún arte; historiador es aquél que explora, investiga y descubre el pasado sirviéndose para ello de unas técnicas, cuyo resultado lo pone luego por escrito, si coligamos ambos conceptos obtendremos lo siguiente : Persona que dotado de unos conocimientos adquiridos, ejerce como memoria colectiva donde pueden verse los errores del pasado para las soluciones de los problemas del presente, que transmite los resultados de sus investigaciones dotando a la sociedad de un punto de origen y de una futura meta, donde cada día se amplían los campos de investigación, estudio, publicación.


Ya desde la antigüedad, el oficio de historiador nace como una necesidad de memoria, donde políticos y militares beben para aprender de los errores de su antecesores, su función social es clara, es la memoria común de una sociedad cuya realidad presente se deriva de los fallos o aciertos de ese pasado colectivo. El método que utilice el historiador para la obtención de datos lo podrá enfocar desde distintas perspectivas, ya filosóficas, ya económicas, ya sociales, ya políticas, ideológicas, etc.

El buen historiador nunca se sentirá satisfecho con el resultado de sus investigaciones, siempre habrá una parcela del estudio que se pueda y deba ampliar, esta memoria recogida se presentará en principio como la auténtica de los hechos que ocurrieron, puede que no sea la más exacta, ni la única. Hay que tener en cuenta que el historiador es hijo de su tiempo y es harto difícil extrapolar el ideario actual al pasado, aquí el historiador debe hacer un gran esfuerzo desvinculándose mentalmente de los conceptos de la sociedad en que vive y tratar de ubicarse mentalmente en la que estudia, teniendo en cuenta que este investigador pertenece a un grupo social diferenciado, con una ideología y educación que a veces lo colocan en las antípodas de su estudio. El peso que tiene la tradición sobre las personas es superior a su objetividad, siempre se verá condicionado por todas las características de su propia procedencia.

La Historiografía tiene sus primeros pasos en tiempos de la Grecia clásica, en el siglo V a. C., los logógrafos de Asia Menor, recogen información para elaborar sus discursos, apoyar sus peticiones, defender y convencer a sus vecinos de cierta  necesidad .

padres de la Historia y de la Historiografía, Herodoto y Tucídides serán los que implantarán las bases y el método para la formación de los futuros historiadores, incansables viajeros combinarán sabiamente los conocimientos adquiridos en sus viajes con los escritos de los logógrafos, señalarán las causas de los acontecimientos, buscarán el sentido del origen del hecho. Herodoto investigará de primera mano los acontecimientos políticos. Tucídides se decantará por los sistemas jurídicos de los estados, aportando una exacta documentación y gran precisión cronológica.

Si pretendemos recomponer la historia de algún lugar deberemos de viajar para conocer su geografía, su sociedad, su economía, etc., tendremos que hablar con las gentes del lugar, fijarnos en su modus vivendi, cultivos, costumbres y ritos que realizan, relaciones entre ellos y el exterior, aspectos jurídicos y del porqué de todo esto, consultar archivos, adquirir cuanto más datos sean posibles, tratar de imbuirnos en su idiosincrasia. Mas tarde se pondrá en orden toda la información recogida, se realizará una evolución histórica del lugar y se explicarán las causas y consecuencias de esa evolución, de manera que alguien extraño al lugar lo llegue a conocer y entender perfectamente.

Obviamente estos procesos no son los únicos que debe utilizar un historiador, existen muchos y muy complejos, pero dos común a todos, el primero; total imparcialidad en el resultado de la investigación, sin cargar la pluma a favor o en contra de un determinado hecho, el segundo; va aparejado al primero, escrupulosa honradez a la hora de emitir juicios resultantes de la investigación.

En todos los países la ciencia histórica responde en el fondo a un discurso ideológico más o menos consciente. El historiador tiene que preguntarse sobre las condiciones en las que va a desarrollar su trabajo, los medios con los que puede contar y los límites de su conocimiento, debe ser consciente de que todo no lo puede abarcar, deberá optar por un camino y dedicarse a un aparte del todo, tendrá que plantearse una teoría e investigar para un desarrollo coherente, deberá escoger el método más adecuado a su forma de trabajo y tener presente que recoger la documentación, vestigios o elementos que necesita es una de sus labores principales.

Para coordinar los diversos relatos históricos se necesita un buen conocimiento de la cronología histórica. Aparentemente la historia se nos ofrece como un caos donde todo está por hacer, es fundamental que el historiador le de un orden y la descomponga por módulos que luego unidos formarán el todo, desarrollando hasta su origen el hecho investigado, precisará del uso de otras ciencias para conformar un resultado, la interdisciplinareidad es fundamental para cualquier labor histórica que se pretenda acometer.

Rubió y Ors decía; que el historiador debe ser un mero testigo de lo acontecido, no tiene que juzgar los hechos de las sociedades ni las acciones de los hombres, sino que después de haber recogido y ordenado toda la información deberá elaborar una tesis donde interprete los resultados de su investigación de una manera didáctica, de forma que pueda ser comprendido fácilmente.

Los humanistas proclamaron la utilidad de la Historia pero no supieron usarla correctamente, la exigencia de racionalidad se combina con la universalidad, todas las civilizaciones intervienen al mismo tiempo en espacios diferentes, la Historia se ocupa del estudio de ese tiempo relacionando lo nuclear con lo general, impactos, dependencias, proyecciones, se divide en pequeños estadios para hacer más fácil su interpretación, la historia natural que estudia las causas que obran en la naturaleza, la historia sagrada, que se ocupa de las relaciones humanas con las divinas, la historia humana que estudia al hombre y sus relaciones sociales, entre otras.

Las divisiones de la Historia son antinaturales de por sí, no casará con los planteamientos racionalistas, esta división debe ser entendida como una mera herramienta de trabajo del historiador así cuando hablamos de la Edad Media (principio o final), no debe entenderse nunca que llegado un límite esa sociedad cambia radicalmente sus posturas sociales, en ocasiones este cambio se lleva a cabo en un dilatado tiempo de transformaciones paulatinas donde las mutaciones ideológicas, rituales, geográficas, son constantes, se diría más bien que el hombre del Paleolítico es un contemporáneo, que hasta llegar al estadio actual ha sufrido un proceso imparable de cambios, cuyo resultado es el actual, aunque no afecte a toda la humanidad  al mismo tiempo ni en el mismo lugar.

En la actualidad se reconoce un hecho que siempre ha existido latente entre la humanidad y que pocas veces fue reconocido, la interdependencia. Roseau decía que el hombre es de por sí individualista y que solo se sometía a vivir en sociedad por sus necesidades subsistenciales, bien, así como el hombre necesita esa globalidad, las ciencias que forma parte intrínseca de esa civilización también necesitan de esa conjunción de elementos dispares, son individualidades que de por sí no representan nada pero que en conjunto forman el todo en  el que nos movemos, así la Ilustración exigirá integrar la nueva ciencia de la naturaleza como una nueva y libre ciencia del hombre y de la sociedad, se tratará de una recuperación de postulados filosóficos de los antiguos griegos, llevado a cabo desde el siglo XVIII.

Se tomará el conocimiento como una herramienta para crear la conciencia de clase del hombre, para planear el cambio social, se elevará a la Historia al rango de ciencia que estudia las causas de la evolución humana, el historiador tendrá que denunciar los abusos que se deban combatir, incitará a los oprimidos a luchar por su liberación se convertirá en la herramienta fundamental para el nuevo análisis político, se utilizará con asidua frecuencia para arengar a las masas contra el orden establecido, surgirán los pseudohistoriadores que entenderán el pasado de una forma particularista dando lugar a conciencias de corte nacionalista radicales, que prostituirán a la Historia hasta hacerla incomprensible.

A cierto grado de desarrollo económico corresponden unas determinadas formas de organización social, unas leyes y unas políticas, cuando se fortalece la idea de nación, bien entendida como la comunidad de hombres que comparten una historia, un espacio geográfico y unas culturas afines se estará recuperando lo popular.


El comportamiento de los hombres como individuos es distinto al hombre como miembro de un grupo, los hechos históricos se refieren a estas relaciones no a las individualidades. El romanticismo y el positivismo representan la ruptura respecto del pasado ilustrado y revolucionario, el romanticismo supo reunir la voluntad de ruptura con el pensamiento ilustrado, condujo a las fuerzas sociales movilizadas por la revolución hacia el camino de los nacionalismos, con sus planteamientos políticos cargados de un cierto populismo progresista, por contra el historicismo partía de rasgos conservadores de la Ilustración, piensan en la historia como una forma de enseñanza patriótica que puede ayudar a frenar las ideas de la revolución.

La  misión de la historia consiste en comprender y explicar los hechos ocurridos, hacer historia significa explorar, investigar, interpretar, etc. para lograr todo esto el historiador debe estar imbuido en la parcela histórica de que se trate, y para ello debe desvertirse mentalmente de sus concepciones sociales actuales e intentar impregnarse del de la época a investigar, tratando de establecer una simbiosis que redundará en beneficio de la investigación. Porque solo estableciendo contacto mental con  aquellos de los que escribe podrá comprenderlos mejor.

El materialismo histórico nace del impulso para continuar la línea más progresista de la Revolución Francesa y, de la crítica a las formas de explotación introducidas por el capitalismo y potenciadas por la industrialización, con un programa de construcción de un mundo nuevo opuesto al establecido, la necesidad de analizar el presente y criticar la economía política impuesta por el capitalismo, dotando al mismo tiempo al proletariado de un programa propio, así el método materialista se vuelve contraproducente si en lugar de adoptarlos como hilo conductor del estudio histórico, se usa como un esquema fijo con el cual clasificar los hechos, el materialismo histórico contiene una concepción de la historia que nos demuestra la evolución humana a través de unas etapas de progreso, definidas por la naturaleza de las relaciones que establecen entre los hombres que participan en el proceso productivo.

Partiendo de que toda historia es siempre una narración organizada, a partir de figuras y fórmulas incorporadas basadas en hechos reales (documentadas o probadas por otras técnicas), ninguna interpretación, no obstante, del historiador podrá aspirar a la validez universal, será siempre provisional, expuesta  a la crítica del tiempo, en cuyas revisiones se aceptará o rechazará. El conocimiento objetivo sobre la sociedad y los procesos de cambio que en ella se realizan, hace necesario distinguir entre las que le afectan profundamente y que tiene repercusiones sobre los intereses sociales, y las que son coyunturales que no modifican la estructura de manera significativa y que no afectan más que a pequeños grupos.

Como los objetos de análisis son distintos solo se puede comparar con una identidad más general, el historiador, no está solamente interesado en lo único sino en lo que hay de general en lo único. Al estudiar historia lo que se estudian son las prácticas mediadoras de épocas pasadas, vemos el pasado con  los modelos presentes y los problemas actuales, es muy difícil para un ser humano sujeto a su tiempo trasladarse a épocas anteriores y tratar de entender el entramado político, social, económico, politico, encarnándose mentalmente en el objeto estudiado, no es fácil imbuirse en la mentalidad de un campesino ignorante e indocto del siglo XII, cuyas fronteras acaban en el predio que cultiva y cuyo pensamiento está mediatizado por una poderosa, avasalladora e insolidaria Iglesia Católica, tratar de entender su proceder, su conformismo, como tampoco lo es entender una sociedad mas o menos culta, el Renacimiento, que tiene que soportar monarcas totalmente inútiles y predadores de la vida y hacienda de la nación, estudiar los diferentes estatus que no solo pertenecen a una determinada clase especial sino que atiende a otros factores sociales, culturas, ideologías, etc.

La sociología y la antropología, se suman a las mal llamadas ciencias auxiliares de la Historia, su objetivo, entender, comprender y dar forma a las mentalidades que nos precedieron para hacerla más comprensible en lo posible al hombre actual, sin cuyo concurso no seria posible entender la tradición secular de hacer historia, se ha centrado siempre en la política puesto que estaba concebida como una narración de acontecimientos en el campo político y militar, memoria para que gobernantes y militares bebiesen en sus fuentes y no caer en los errores de sus antecesores, no habían relaciones humanas que afectasen a ese enorme conjunto de seres que sostenían toda esa sociedad, a nadie le importaba que hacían los campesinos, manufactureros y comerciantes, era algo que estaba allí y  que había que soportar puesto de que ellos vivían pero como algo carente de importancia, algo fútil, sin derechos y en buena parte sin alma (mujeres y niños, estos hasta la edad de trabajar), hasta el pasado siglo en que fueron elevados al rango de "personas".


Después de la II Guerra Mundial, los fundadores de la escuela de Annales, consideraron que había que hacer una nueva historia, más completa, que globalizase al conjunto de la sociedad, dentro de sus respectivas categorías o mundillos, unos voluntarios y otros  (la mayoría) forzosos, buscaron nuevos métodos y enfoques tradicionales, una mayor diversificación, se creó una historia social esta se usó para estudiar los movimientos obreros, pero su empleo más frecuente ha sido recuperar las relaciones entre los diferentes estatus, crear un pensamiento más unitario, abrir una vía de acceso al desconocido mundo de las bajas capas sociales de hoy y ayer. La historia social tiene su propio campo dentro de esta disciplina, la materia que estudia puede ser aislada, dentro de su enorme dificultad se puede hacer una historia social que afecte solo a ese concepto obviando el resto, así como existe la historia económica, también puede y debe existir una social, con lo que entraría en franca competencia con la sociología cuyos campos no sería difícil delimitar.

Frente a los que reivindican que la tarea del historiador es comprender, interpretar y dar sentido a los significados de las acciones, acontecimientos y procesos, el historiador social busca las relaciones de causalidad e impacto que tuvo un hecho concreto en esas sociedades, que crearon ese fenómeno ampliando el abanico de lo que en un principio es un caso particular, el sociólogo busca teorías de aplicación universal, lo peculiar de la sociología histórica consiste en dar expresión al diálogo, tan inevitable como reprimido, entre hipótesis teóricas e investigaciones concretas de hechos históricos singulares.

El socialismo moderado, postura ambigua frente al pensamiento marxista, admite que las fuerzas económicas son el motor del cambio histórico, pero que la dirección en que se efectúa ese cambio, viene determinada por la aspiración del hombre a la justicia social, que es lo que explica que exista un progreso en términos que pueden reducirse al mero crecimiento económico, de este modo la historia económica adquirirá una importancia considerable, aportará métodos nuevos como la estadística y la gráfica, para una mejor interpretación de las relaciones sociales a lo largo de la historia, tratarán de analizar esa coyuntura para  a posteriori extrapolara a cualquier época del  pasado, pretenderán prevenir en el futuro los posibles desajustes anteriores.

Los nuevos historiadores de la cultura, inspirados por la antropología han ampliado su alcance de la historia cultural, hasta incluir prácticas y representaciones antiguas, lo que ha enriquecido y ampliado la disciplina histórica, pero también les ha conducido a una fragmentación intelectual, el historiador no puede ni debe prescindir de estas tres ciencias; economía, sociología y antropología, deberá vincular las culturas populares y elitistas, analizar con profundidad los avatares de las guerras, consecuencias, orígenes, etc.

Las distintas escuelas y tendencias que han ido surgiendo a lo largo de los tiempos, han sido motivadas tanto por las circunstancias que rodeaban los hechos en esos momentos, como las modas que se iban imponiendo entre los historiadores, no hay que olvidar que el historiador es hijo de su tiempo y por lo tanto influenciable, por lo tanto su evolución va a la par de la sociedad en la que se mueve, siendo ellos influenciables, por ende, sus obras también los serán así como sus creaciones, la desvinculación analítica de un hecho actual teóricamente no debería de presentar ningún problema, pero las tendencias del autor siempre quedan reflejadas de una u otra forma en su obra, la consecuencia es el encasillamiento crítico y narrativo, más que de investigación pura de la historia, ante el peligro que se corre de caer en un mero narrador, las escuelas y elementos históricos como elementos vivos se encuentran en continuo cambio, tratan de adaptarse a los tiempos y modas que la sociedad demanda.

En los últimos años la evolución de los estudios históricos ha seguido un ritmo acelerado, desde mediados de siglo la escuela Annales impuso su hegemonía, indiscutida durante largo tiempo, hoy la competencia americana, basados en su poder económico está desplazando el eje de atención hacia sus centros de investigación, que aunque compuesto por profesionales europeos en su mayoría, trabajen bajo la sombra del poderoso dólar, esto no garantiza en absoluto que sus investigaciones sean totalmente imparciales en muchos casos se hallan cargadas de mensajes ahistóricos y sí políticos o de mentalización anglosajona, se sirven de la historia para encadenar ideológicamente al resto, de tal forma que son los directores de lo que se debe y no se debe estudiar, y de como hacerlo, no prestando mayor atención a todo aquello que no tenga nada que ver con su cultura anglosajona o que por su afinidad esté dentro de la órbita de ella.

Con respecto a Annales lo más destacable fue que supo en cada momento rodearse de personal cualificado que rompiese con la antigua visión positivista de la historia, y crear un historia total que obliga a atender con igual extensión a todas las facetas del ser humano, rompiendo con la costumbre de solo historiar las época trepidantes y sucesos importantes, dentro del esquema de la formación de los estados, los últimos movimientos de esta escuela parece que quieren recuperar la tan injustamente olvidada historia política, resistiéndose a perder su liderazgo en favor de los anglosajones.



BIBLIOGRAFÍA

G. Bourde y H. Martín, Las escuelas históricas, Ed. Akal, 1.992, Madrid.
J. Fontana, Historia. Análisis del pasado y proyecto social, Ed., Critica , 1.982 Barcelona.
J. Casanova, La historia social y los historiadores, Ed., Crítica, 1.991, Barcelona.
E. H. Carr, ¿Qué es la historia ?, Ed., Planeta Agostini, 1.961, Barcelona.

Zaragoza a 9 de junio de 2014
Jose Maria Fernández Núñez
Historiador











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